Ahora que tanto se habla del cuadro de "Santa Rufina" de don Diego Velázquez, me gustaría hacer un repaso a través de la pintura para conocer los diferentes autores y obras que nos han dejado la temática de las dos santas sevillanas.
Las Santas Justa y Rufina eran dos hermanas alfareras que poseían una tienda de loza en Triana (donde si no), alrededor del año 287. Un caluroso día de julio, pasó por la puerta de su comercio una procesión pagana con la diosa Salambó, fieles del dios asirio Adonis, que celebraban su festividad. Ellas se negaron a adorar y pagar la limosna requerida, pues ambas seguían la Fe Cristiana. Ante este desprecio proferido por las dos hermanas, los seguidores de Salambó asaltaron y atacaron el comercio de ambas, destrozándolo en su totalidad. Justa y Rufina respondieron con la misma moneda y arremetieron contra el ídolo pagano, rompiéndolo en mil pedazos.
El prefecto romano de Sevilla por aquel entonces, Diogeniano, ordenó su detención y encarcelamiento en lo que actualmente se conoce como la Iglesia del Monasterio de la Trinidad, popularmente llamado Los Salesianos. Más tarde, ese lugar se conocería como 'sagradas cárceles', por albergar a las dos hermanas presas.
Fueron sometidas a toda clase de martirios, que incluían torturas de garfios y potros, para posteriormente terminar siendo arrojadas al anfiteatro de Híspalis, que a buen seguro tenía que estar en el actual Campo de los Mártires o muy cerca de éste. Pero el temido escenario que acogía luchas entre gladiadores y terror ante fieras, no fue suficiente para acabar con Justa y Rufina, ya que los leones, al parecer, se apiadaron de ellas.
La impotencia ante la superioridad de las dos hermanas creció y decidieron instaurarle un nuevo castigo que quebrantara su fe y aumentara el martirio que ya de por sí estaban sufriendo, el cual consistió en llevarlas descalzas a Sierra Morena. Pero para sorpresa del prefecto y autoridades, las futuras santas sobrevivieron y vieron fortalecida su fe. Sin embargo, al poco tiempo, Justa falleció, y su cuerpo fue arrojado a un pozo, y Rufina fue martirizada aún más, para acabar de nuevo en el anfiteatro, donde esta vez las fieras no tuvieron piedad y acabaron con su vida. Otras versiones dicen que simplemente fue decapitada, para acabar de una vez con aquella mujer que había desafiado al Imperio Romano. De una forma u otra, se convirtieron en las Santas Justa y Rufina, patronas de Sevilla.
En 1504 un fuerte terremoto azotó la ciudad hispalense, y causó grandes destrozos y pérdidas, sin embargo, la Giralda resistió el envite majestuosamente. Los sevillanos contemplaron aquel milagro sorprendidos, y resolvieron que las Santas Justa y Rufina bajaron del cielo para sujetarla. Desde entonces, la iconografía ha querido representarlas con diversos atributos, destacando entre todos ellos los cacharros u objetos de barro, que hacen alusión a la profesión de alfareras, la Giralda entre ellas, con motivo del terremoto de 1504 y las palmas, como símbolo de martirio.
Las Santas Justa y Rufina eran dos hermanas alfareras que poseían una tienda de loza en Triana (donde si no), alrededor del año 287. Un caluroso día de julio, pasó por la puerta de su comercio una procesión pagana con la diosa Salambó, fieles del dios asirio Adonis, que celebraban su festividad. Ellas se negaron a adorar y pagar la limosna requerida, pues ambas seguían la Fe Cristiana. Ante este desprecio proferido por las dos hermanas, los seguidores de Salambó asaltaron y atacaron el comercio de ambas, destrozándolo en su totalidad. Justa y Rufina respondieron con la misma moneda y arremetieron contra el ídolo pagano, rompiéndolo en mil pedazos.
El prefecto romano de Sevilla por aquel entonces, Diogeniano, ordenó su detención y encarcelamiento en lo que actualmente se conoce como la Iglesia del Monasterio de la Trinidad, popularmente llamado Los Salesianos. Más tarde, ese lugar se conocería como 'sagradas cárceles', por albergar a las dos hermanas presas.
Fueron sometidas a toda clase de martirios, que incluían torturas de garfios y potros, para posteriormente terminar siendo arrojadas al anfiteatro de Híspalis, que a buen seguro tenía que estar en el actual Campo de los Mártires o muy cerca de éste. Pero el temido escenario que acogía luchas entre gladiadores y terror ante fieras, no fue suficiente para acabar con Justa y Rufina, ya que los leones, al parecer, se apiadaron de ellas.
La impotencia ante la superioridad de las dos hermanas creció y decidieron instaurarle un nuevo castigo que quebrantara su fe y aumentara el martirio que ya de por sí estaban sufriendo, el cual consistió en llevarlas descalzas a Sierra Morena. Pero para sorpresa del prefecto y autoridades, las futuras santas sobrevivieron y vieron fortalecida su fe. Sin embargo, al poco tiempo, Justa falleció, y su cuerpo fue arrojado a un pozo, y Rufina fue martirizada aún más, para acabar de nuevo en el anfiteatro, donde esta vez las fieras no tuvieron piedad y acabaron con su vida. Otras versiones dicen que simplemente fue decapitada, para acabar de una vez con aquella mujer que había desafiado al Imperio Romano. De una forma u otra, se convirtieron en las Santas Justa y Rufina, patronas de Sevilla.
En 1504 un fuerte terremoto azotó la ciudad hispalense, y causó grandes destrozos y pérdidas, sin embargo, la Giralda resistió el envite majestuosamente. Los sevillanos contemplaron aquel milagro sorprendidos, y resolvieron que las Santas Justa y Rufina bajaron del cielo para sujetarla. Desde entonces, la iconografía ha querido representarlas con diversos atributos, destacando entre todos ellos los cacharros u objetos de barro, que hacen alusión a la profesión de alfareras, la Giralda entre ellas, con motivo del terremoto de 1504 y las palmas, como símbolo de martirio.
Maestro de Moguer - "Las Santas Justa y Rufina" - h. 1540
Iglesia de Santa Ana de Sevilla
Un seguidor anónimo del alemán Alejo Fernández fue el Maestro de Moguer, llamado así por haberse encontrado en el convento de Santa Clara de dicha localidad un grupo de tres pinturas vinculadas con un estilo unitario y que evidencian la personalidad de un artista secundario. Sin embargo, este artista fue el primero en plasmar a las dos hermanas alfareras, o al menos, hasta el presente, es la representación más antigua que conocemos de las Santas Justa y Rufina.
La pintura debió formar parte de un retablo en su origen, que actualmente está desmembrado, aunque se sospecha que debía estar vinculado con otra tabla que representa la "Adoración de los Reyes Magos", del mismo autor.
Dentro del estilo que supo imponer Alejo Fernández, la pintura se enmarca en ese primitivo Renacimiento que llegó a Sevilla de su mano, renovando intensamente los conceptos artísticos anteriores, creando una escuela que tuvo gran repercusión, y a la cual se afiliaron la mayor parte de los pintores locales, que hubieron de aceptar sin remedio la hegemonía de un extranjero mejor formado que ellos. En el ambiente local fue altamente novedoso y provisto de una alta calidad técnica.
En la obra del Maestro de Moguer, fechada hacia 1540 que se encuentra en la Iglesia de Santa Ana de Sevilla, las Santas aparecen enmarcando un fondo dorado cuyo centro deja abrir un amplio ventanal que permite advertir un fondo urbano, el cual, evidentemente, hace alusión a Sevilla, del que destaca el perfil de la Catedral con su alminar almohade coronado por un campanario anterior al del genial Hernán Ruiz II, fechado hacia 1558, que es el que actualmente contemplamos.
Es curioso advertir varios detalles: las dos Santas aparecen con la vista perdida, coronadas con nimbos circulares, en los cuales aparecen sus nombres; ambas portan una palma, atributo que corresponde al martirio, y entre ellas aparece al pie del ventanal dos jarras y un cuenco de cerámica, símbolos inequívocos que aluden a la profesión que ejercían en Triana. También es digno de resaltar la representación de los donantes de la obra, un matrimonio y su hijo arrodillados, que figuran en primer plano, a escala inferior que las dos patronas sevillanas, las cuales los flanquean. Es interesante observar lo poco que se deja ver de la trama urbana de Sevilla a los ojos del Maestro de Moguer, situando la Catedral muy cercana al río.
La pintura debió formar parte de un retablo en su origen, que actualmente está desmembrado, aunque se sospecha que debía estar vinculado con otra tabla que representa la "Adoración de los Reyes Magos", del mismo autor.
Dentro del estilo que supo imponer Alejo Fernández, la pintura se enmarca en ese primitivo Renacimiento que llegó a Sevilla de su mano, renovando intensamente los conceptos artísticos anteriores, creando una escuela que tuvo gran repercusión, y a la cual se afiliaron la mayor parte de los pintores locales, que hubieron de aceptar sin remedio la hegemonía de un extranjero mejor formado que ellos. En el ambiente local fue altamente novedoso y provisto de una alta calidad técnica.
En la obra del Maestro de Moguer, fechada hacia 1540 que se encuentra en la Iglesia de Santa Ana de Sevilla, las Santas aparecen enmarcando un fondo dorado cuyo centro deja abrir un amplio ventanal que permite advertir un fondo urbano, el cual, evidentemente, hace alusión a Sevilla, del que destaca el perfil de la Catedral con su alminar almohade coronado por un campanario anterior al del genial Hernán Ruiz II, fechado hacia 1558, que es el que actualmente contemplamos.
Es curioso advertir varios detalles: las dos Santas aparecen con la vista perdida, coronadas con nimbos circulares, en los cuales aparecen sus nombres; ambas portan una palma, atributo que corresponde al martirio, y entre ellas aparece al pie del ventanal dos jarras y un cuenco de cerámica, símbolos inequívocos que aluden a la profesión que ejercían en Triana. También es digno de resaltar la representación de los donantes de la obra, un matrimonio y su hijo arrodillados, que figuran en primer plano, a escala inferior que las dos patronas sevillanas, las cuales los flanquean. Es interesante observar lo poco que se deja ver de la trama urbana de Sevilla a los ojos del Maestro de Moguer, situando la Catedral muy cercana al río.
La calor empieza a caer con fuerza sobre Sevilla. El hastío veraniego nos invade y atrapa con sus despiadadas garras. Yo os ofrezco agua. Agua refrescada y endulzada con un pequeño higo. Sentaos y bebed. Os sentará bien.
21 comentarios:
Muy bonita la historia,habia escuchado acerca de ellas pero nunca habia escuchado entera esa historia,pobrecitas lo que tuvieron que sufrir por revelarse contra algo que no les gustaba.
Creo que podriamos averiguar el camino que siguieron hasta Sierra Morena y patentarlo como ruta de peregrinaje,no me importaria hacer ese camino y descubrir esos paisajes tan bonitos que hay.
Como viene siendo habitual te había leído desde el propio trabajo (tengo que abandonar esa manía)y como no disponía de mucho tiempo me propuse tranquilamente deleitarme con este artículo desde mi casa. Todo una historia más que interesante. Gracias por esta información que muchos desconocíamos al completo. Una vez más, gracias por continuar sorprendiéndonos...
Volveré a contarle a mis niños la historia de las Santas Justa y Rufina pero esta vez, mirando el cuadro y enseñándole ,como tu nos haces, la relación entre: Historia-Pintura-Leyenda.
Gracias Amigo.
Muchas gracias por la ampliación de conocimientos.
Sabía de la historia del martirio, y de la salvación de la Giralda como un cuento que me contaban de niña.
¿No es cierto que estuvieron amarradas a una columna que está en la Trinidad?.
Una anécdota:
Aquí somos como somos, pues bien, por donde trabajo suele pasar un señor que hace unas Giraldas de marquetería casi a su tamaño y la sortea entre la gente de la calle a través de unas papeletas que vende.
Lleva la Giralda apoyada en la cintura agarrada con un brazo, ¿te imaginas el mote que tiene...?
Posiblemente, querido Capitán Planeta, el camino que siguieron las dos hermanas sería la que hasta hace poco era la carretera para ir a Mérida, la Ruta de la Plata, por donde transcurría una de las príncipales vías romanas.
Amigo Híspalis, muchas gracias por tus palabras, son un honor para mí. Me alegro que te guste.
Querida Glauca, en una ocasión escribiste acerca del Tesoro del Carambolo y de como ibas con tus niños a verlo al Museo Arqueológico. Ese día te aplaudí. Me parece extraordinario que los niños tengan contacto con la Historia y el Arte de la ciudad desde su infancia. Por cierto, "Réquiem Lacrimosa" me pone los vellos de punta, pero hasta hoy no me había emocionado tanto con ella. Que te dediquen esta Obra de Arte de Mozart no es baladí. Muchísimas gracias amiga. No tengo palabras.
Amiga Dama, en la Trinidad se conserva aún esa columna, que informa que fueron atadas a ella y martirizadas. Llevas razón. En cuanto al hombre de la Giralda ¡¡lo he visto!! y además varias veces, pero no recuerdo donde. No sabía que tuviera un mote, pero la guasa sevillana también es Patrimonio de nuestra querida Sevilla. Me lo puedo imaginar...
Un fuerte abrazo a todos y muchísimas gracias. Vuestras palabras me animan a seguir escribiendo. Gracias otra vez.
Siempre me encantó esa historia; pero precioso cómo lo cuentas, estupendo, el cuadro, por cierto no lo conocía.
Por cierto aguaó, como ahora el asunto está en el "candelabro", como diría aquélla, ¿ es cierto que hay dudas de que el cuadro de Justa y Rufina que nuestro alcalde quiere que le regalemos sea de Velázquez?
Un abrazo
Genial como siempre querido Aguaó. ¡Que sería de nosotros sin estas entradas tuyas sobre arte!.
Eres mi catedrático particular.
Desde mi ignorancia y supongo que llevado por la pasión que siento por los pintores flamencos, ¿no me digas que la parte de abajo del cuadro, donde aparece el matrimonio, no te trae aromas de los Van Eyck?.
Un fuerte abrazo y una vez más, gracias por la clase.
tanto sufrimiento por un credo...
en fin, nunca lo entenderé!!
Tus sospechas son ciertas querido Tato. Efectívamente, no todos están de acuerdo con que "Santa Rufina" sea del genio sevillano. Varios expertos han certificado la autoría de don Diego, entre los que se encuentran el ex director del Museo del Prado, Alfonso E. Pérez Sánchez, sin embargo, en el otro lado nos encontramos con el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Nueva York, Jonathan Brown, el cual duda que sea de Velázquez.
Probable propiedad del sexto marqués del Carpio, Luis de Haro, válido del rey Felipe IV tras el Conde-Duque de Olivares y uno de los principales mecenas del sevillano, luego perteneció a Sebastián Martínez, amigo íntimo de Goya, y, a mediados del siglo XIX, pasó a la colección del marqués de Salamanca. En el inventario de Luis de Haro aparece descrito como "una pintura de Santa Rufina de medio cuerpo, con palma y una taza en la mano, original de Diego Velázquez". Y en la subasta de París de 1867, se atribuyó a don Bartolomé Esteban Murillo.
James McDonalds, del Departamento de Pintura de la Casa Sotheby's, declaró en la rueda de prensa que "los rayos X demuestran que el trazo es muy similar a 'La Sibila'".
Bajo mi humilde punto de vista, no creo que sea una obra de don Bartolomé Esteban Murillo, sus rostros son más amables, inspiran una ternura y un cariño distintos, como demuestra su "Santa Rufina". En la época en la que está fechada "Santa Rufina", principios de 1630, Velázquez realiza "La Sibila", que antes he mencionado, y posee varios detalles en común, como también ha dicho McDonalds. Su rostro puede que tenga algún parecido con el de una de las hijas del pintor, Francisca o Ignacia, de doce y catorce años por aquella época.
De una forma u otra, el próximo 5 de julio "Santa Rufina" será la obra protagonista, por su venta o no venta, el precio pagado o no, o, por supuesto, el futuro dueño, ya sea una institución o coleccionista privado. Estaremos pendientes.
Amigo Calleferia, gracias una vez más por tus palabras. Los retratos de los donantes eran muy usuales en la Pintura Flamenca, por eso te recuerdan a Van Eyck. Llevas razón, así que no hablas desde la ignorancia. Y gracias a ti.
Un abrazo a todos.
Gracias aguaó por tu magnífica entrada.
Pocas cosas existen tan de nuestra tierra como esta estampa de las dos hermanas alfareras sosteniendo la Giralda.
Hace algunos años tuve el placer de sacarlas en el Corpus, el año que le correspondió a las Cigarreras y fuimos la gente de los Villanueva. Para muchos sería un paso más, pero yo guardo aquello como un privilegio muy sevillano al alcance de pocos.
Nunca me habían contado la historia al completo y me ha encantado.
Gracias.Mas y mejor,IMPOSIBLE.Sigue asi.Saludos
Creo que dudan por la manera de pintar su mano...
Ha sido un placer leer la historia de las Santas Justa y Rufina. Aunque ya la conocía, nunca está de más un recordatorio y mejor si es de la mano del aguaó.
Os agradezco a todos vuestras palabras amigos míos. Son todo un honor para mí.
Muchísimas gracias.
Un fuerte abrazo a todos.
Curiosamente mi sobrina me preguntó hace poco por quién eran estas santas y no me lo pensé dos veces: le imprimí este texto y le invité a que lo leyera. Y sabes lo que me respondió: - ¿y la segunda parte?
Pues lo dicho...a ver para cuándo el segundo capítulo apreciado 'Aguaó'...
Amigo mío, me llenas de felicidad. Tus palabras son un orgullo para mí. No te preocupes, pronto estará la segunda parte.
Un fuerte abrazo.
¿Algún amable sevillano podría decirme en qué ubicación exacta de la iglesia de Santa Ana se encuentra el cuadro de santas Justa y Rufina del maestro de Moguer? Exploré Sevilla a fondo en noviembre, escribí unas exhaustivas crónicas de mí visita, y me falta este dato. Gracias.
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