jueves, 16 de agosto de 2007

Del 12 al 13

Desde Isla y gracias a Er Tato.

Por la Encarnación dicen que este lunes 13 de agosto, la Virgen del Valle amaneció con una lágrima más en su rostro. Algunos incluso dicen que la Señora de la calle Laraña pasó la noche fuera, y que su postura en el altar no era la misma que la del atardecer del día anterior.
En los Terceros no se habla de otra cosa. La noche del 12 al 13 se escucharon bambalinas en la calle Sol. Algunos vecinos comentan con asombro que al asomarse para contemplar la solitaria y desierta vía, escucharon unos sones conocidos de una marcha que tocaban a lo lejos.
Los que viven cerca de San Pedro aseguran que escucharon las campanas de la iglesia destemplar de una forma sobrecogedora, similar al toque de salida de Santa Marta los Lunes Santos. Muchos aplacaron y calmaron la curiosidad, dejándose llevar hasta la ventana más próxima para visualizar el repique del campanario de aquella parroquia que en 1599 viera bautizar a Velázquez, pero las campanas reposaban en una quietud desconcertante, que jugaba con las sombras de la noche y el sonido sordo que seguía destemplando desde el interior del templo una y otra vez.
Mariano dormitaba en un portal de la calle Virgen de los Buenos Libros cuando un fuerte aire agitó con violencia los naranjos, según explica con excitación, haciendo que se levantara sobresaltado y que al fondo de la calle Cardenal Cisneros, allí donde San Vicente cruza, observara perplejo como una fila de capirotes negros precedían una luz que emergía del interior de la iglesia, desde la cual emanaba un hilo musical casi imperceptible en la posición donde se encontraba. Al acercarse rápidamente para ver qué estaba pasando en la puerta de San Vicente esa madrugada del 12 al 13, los oscuros capirotes fueron desvaneciéndose en la penumbra para convertirse en sombras agitadas que titilaban a la luz de las farolas. Mariano explica con ansiedad, que al llegar a la puerta del templo no vio nada, pero sin embargo sí escuchó con claridad como en el interior se interpretaba una marcha de Pantión Pérez.
A la misma hora que Mariano se frotaba los ojos para enfocar un oscuro cortejo, José paseaba por Cristo del Calvario. Ya iba de vuelta, después de tomar algunas copas con sus amigos, cuando al final de la calle, a la altura de esas grandes puertas que suelen estar cerradas normalmente, algo lo dejó sin habla... ¿era crestería eso que brillaba a las puertas de la Capilla de Nuestra Señora de Montserrat?, salió corriendo, pero conforme se acercaba, un mal reflejo le reveló que quizás se había excedido con las copas. Desorientado siguió caminando, pero logró percibir música en el interior de la iglesia.
Algo parecido ocurrió en Santa Cruz, donde una pareja se quedó extrañada al pasar por Mateos Gago y ver como la rampa de un Martes Santo reposaba frente a la Parroquia de Santa Cruz, pero lo que más le sorprendió fueron las vallas rojas que delimitaban el lugar que debería ocupar la banda.


Nadie puede aclarar estos sucesos, y la mayoría prefiere pensar que son delirios de un viejo indigente, confusiones de vecinos despertados en la madrugada, visiones de un juerguista ebrio o cuentos de una pareja burlona, sin embargo, yo creo que todo eso existió, que los ángeles tocaron “Jesús de las Penas” de Pantión en San Vicente mientras que Nuestro Padre Jesús de las Penas hacía el amago de salir en madrugada, que en Santa Cruz esperaban a alguien muy especial como si fuera Martes Santo, que los mismos ángeles portadores de esa música celestial destemplaban las campanas de San Pedro, que el Palio de Montserrat llegó a pisar la calle Cristo del Calvario para despedir a alguien muy querido, y también creo que Nuestra Señora del Valle salió la noche del 12 al 13. Fue a la Iglesia de los Terceros, donde la recibieron con esa magnífica marcha que lleva su nombre, la misma que creara Vicente Gómez Zarzuela, para despedir a don José Manuel Tristán Becerra, hermano de La Cena que fue recogido en el Cielo por su querida Virgen del Subterráneo a los sones de la marcha que lleva su nombre, la misma que se escuchaba en la calle Sol del 12 al 13 en ese momento, justo cuando un fuerte aire movía los naranjos de Virgen de los Buenos Libros y despertaba a Mariano, en el mismo instante que José descubría el reflejo de crestería junto a San Pablo, cuando las campanas de San Pedro tañían destempladamente y la pareja de Santa Cruz descubría la rampa junto a la puerta de la iglesia. En ese mismo momento, la Banda del Maestro Tejera despedía a su director, el querido Pepín Tristán, que estuvo 35 años al frente de la misma.

Algunos testigos afirman que en la puerta de San Miguel se escuchaba “Amarguras” y otros que en la de Palos sonaban “Campanilleros”, en la misma noche, la misma madrugada del 12 al 13.
Yo me lo creo.

Imagen gracias a Fotos Cofrades.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tambien lo creo.
Magnífico Aguaó.

Anónimo dijo...

Iba a escribir, pero Glauca se me ha adelantado con las mismas palabras.
Gran homenaje a Pepín Tristán, Aguaó.

Anónimo dijo...

Lo siento Maese.