Blanco. Blanco como un antifaz de la Amargura. Así se quedó don Anselmo cuando vio el maletero. Era la una de la tarde y seguía llevando cosas al coche. Puso los ojos en blanco y miró al cielo. Parecía buscar alguna respuesta en la inmensa bóveda azul. Pero no encontró nada. Se escuchó una voz aguda que salía de su espalda. Allí estaba su querida suegra. Parecía pintada en el decorado de la calle. Pero su barrio no era muy aficionado a las pinturas rupestres. Aquella mirada quemaba a don Anselmo. Más incluso que el impertinente sol, que azotaba con furia su cabeza, libre de malas hierbas allí donde la coronilla debía recibir el nombre de remolino. Su querida suegra, Manolita, aparecía a sus espaldas con una señora maleta y un batiburrillo de bolsas y macutitos varios que harían las delicias de perros registradores. Pero no iban a ningún aeropuerto. Don Anselmo resopló. El calor seguía apretando las tuercas de su cabeza y cada vez se le escapaba más sudor. Y quizás más paciencia. Echó un nuevo vistazo al maletero, abierto de par en par y totalmente acolapsao, como la Palmera. No cabía nada más. Tragó saliva el pobre de don Anselmo. Allí estaba él, frente a su viejo coche, bañado en sudor, literalmente, con la camisa abierta más de la cuenta, los pantalones medio caídos por el esfuerzo, como Cantinflas, resoplando aquí y allá, sosteniendo en cada mano una mochila y totalmente abatido. Justamente detrás, su querida suegra, quejándose por la demora de reacción de su yerno y por el tremendísimo desorden que reinaba en el maletero del coche.
Don Anselmo se volvió y le pidió una pequeña tregua a su querida suegra. La mirada del pobre hombre era de clemencia. Casi de súplica. Manolita suspiró y dejó escapar un desde luego. Con el murmullo incesante de la madre de su mujer a la espalda, dejó las mochilas en el suelo y contempló el maletero reflexionando. Estaba todo como tenía que estar. Don Anselmo, amante de los crucigramas y los autodefinidos, había calculado perfectamente cada rincón del habitáculo de su coche. Ya no cabía nada más. Todos los años es lo mismo, y nos vamos un mes... ¡¡un mes!!, pensó. Miró en el asiento de atrás y vio que la mitad ya estaba invadida por una serie de elementos prescindibles en las vacaciones para cualquier persona, pero no para su querida mujer. Su Anita, cabezona como ella sola. Menos mal que los niños ya son mayores van por sus propios medios, pensó don Anselmo, observando el ridículo espacio que quedaba para Manolita, la cual montaría en cólera cuando lo viera. Se volvió y le cogió a su querida suegra la señora maleta. El recortado soplido que le salió de su boca era producto del esfuerzo, pues el peso de aquel equipaje comprimido era similar a cuatro bocinas de hermandad con solera. Puso lo que parecía el arcón familiar en el asiento de atrás y se dio cuenta que doña Manuela iba a disfrutar de una ligera brisa todo el camino, pues cobraba fuerza la posibilidad de ir sobre el techo. Allí no cabía nada más. El pobre don Anselmo sudaba. El calor que no dejaba de apretar. Y para colmo, con agravio y sorna, una mosca decidió tensar aún más las cuerdas de la paciencia. Calor, sudor, maletero completo, bolsas, mochilas, señora maleta y dos moscas cojoneras: la que volaba sobre su cara y su querida suegra, que no dejaba de quejarse por la disposición de los elementos vacacionales en el coche. Tras disponer el maletón de una forma imposible, como aquella pieza de puzle que no quiere encajar, quedaban el par de mochilas, que hacían sombra en el suelo, y el batiburrillo de bolsas y macutitos de Manolita, que esperaba con un murmullo eterno, como ese transistor que se deja encendido por la noche. Miradas de un lado a otro. Esto tiene que caber aquí. Cuentas y sumas. Ecuaciones y raíces cuadradas. Don Anselmo medía con cuartas de su mano los pocos huecos que iban quedando. ¿Po no sale San Esteban to’ los años?, y parece que no cabe... ese palio... perilla a perilla. Así estaba el pobre de don Anselmo, sonriendo con la cara de bobalicón perdido en la tarde de un Martes Santo, sin escuchar los improperios de su querida suegra, cuando la vio aparecer. Su alma al suelo. Tragó saliva. ¡Más sudor!, parecía que decía su cabeza, simulando aquella frase de los Hermanos Marx, pero con un ligero cambio. Llegaba su querida mujer. Anita aparecía con otra maleta... ¡otra maleta!, una mochila más y la sombrilla, ¡coño la sombrilla, es verdad!. Tenía ganas de llorar. Desesperación. Abatimiento. Y para rematar la faena, Manolita se dejaba caer con un... anda, ahí viene Anita, y ¡fite como viene!, si hubieras puesto las cosas del maletero como te dije to cabría. No podía más. Tres mochilas, bolsas, macutitos y la sombrilla. Pero... ¿dónde iba a meter todo eso?, el coche parecía un palio recargado en exceso de exorno floral. Se dirigió a su querida suegra y le cogió las bolsas y macutitos. Había visto un hueco rigurosamente medido entre un espacio que parecía no existía. Pero allí estaba. Tapando el único resquicio libre de bártulos. Macutitos pegados al techo en la zona de atrás, adiós visión de la luna trasera, mochilas justo detrás del cabecero, poca calor iba a tener en el cogote, que ya de por sí babeaba como si tuviera una boca en la nuca, y por último, las bolsas. No sabía que tenían, pero tampoco le importaba. Las apretó con todas sus fuerzas entre el sillón y la zona para poner los pies del asiento de atrás. Una sonora protesta emergió tras don Anselmo. Su querida suegra gritaba impertinencias e improperios con la rapidez que un contraguía rectifica la trasera de un Misterio. Entonces se volvió y la vio. Manolita aparecía libre de cosas, pero en su cintura tenía una riñonera. Esa imagen le golpeó en su cabeza. Y detrás, su mujer con la sombrilla en la mano. Sudor. Calor. Moscas. Gritos. Calor. Más calor. Más sudor.
Y algo se movió dentro de su cabeza. Don Anselmo empezó a reír. No podía parar de reír. Tenía ganas de perderse entre carcajadas. Y era eso lo que hacía. Risas y risas mientras su querida suegra se enfurecía más y le pedía explicaciones a su hija. De pronto, el pobre hombre comenzó a moverse con rapidez. Parecía que ya no tenía calor. Sudaba, pero no le importaba. Tan sólo reía. Su mirada perdida. Mirada de loco. Cogió la maleta de su mujer, de su Anita, la llevaría delante... ¿por qué?, porque no había más sitio material. Imposible. Y ¿la sombrilla?, miró dentro del coche, donde Manolita ya se había sentado en el único rincón libre que quedaba, protestando, claro está, por la falta de oxígeno. En su airada reclamación de más espacio, golpeó las mochilas y una montaña de cosas cayó encima de ella. Don Anselmo reía. No podía evitarlo. Reía una y otra vez. Risas y risas. No escuchaba nada. Manolita aparecía cubierta de cosas, pero en lugar de ayudarla, don Anselmo le colocó la sombrilla en sus pies y apoyada en la puerta. Risas. Su querida suegra no estaba mal, solo más estrecha que antes de su protesta. Más risas. Anita se sentó delante y cerró la puerta. No dijo nada más. Don Anselmo cerró el maletero. Todas sus sospechas se cumplieron... no cerraba. Más risas. ¿Locura?, tal vez. Loco. Un mes... un mes en la playa y se llevaban toda la casa. De locos. Faltaban el somier y el romi, pero por lo demás, estaba todo. Cogió la cuerda de la sombrilla y ató como pudo la puerta del maletero. Sin parar de reír, y bronceado con un brillo de sudor se sentó en el coche. Calor. Sofocante calor. Puso la radio, aún de casete, y buscó una cinta. La puso y comenzó a relajarse cuando sonó. Evidentemente, su querida suegra soltó un comentario sobre lo inapropiado de la banda sonora que les acompañaría durante el viaje, pero don Anselmo no la escuchó. Se dejó perder en el sonido que salía de detrás de todos los bártulos que rodeaban la visibilidad interior de su coche. Se dejó perder en aquella marcha que le llevaba a esa Semana. Sonaba Virgen del Valle. Arrancó y por fin comenzaron a moverse. Eran las dos de la tarde y el pobre hombre echó un último vistazo a su casa. Al salir de su calle vio una persona ataviada de una forma extraña. Parecía que tenía ropa de otro siglo. Su mujer, su querida Anita, dijo que quizás fuera a una obra de teatro, pero que no comprendía por qué cargaba el coche con cántaras para el agua. Su marido le dijo que quizás fuera un aguador. O un aguaó. Y el caso es que, al bueno de don Anselmo, le sonaba mucho su cara.
Y ese humilde aguaó, un servidor que os escribe, carga sus cántaras en el coche para marcharse de vacaciones. Para recargar energías. Para leer. Para disfrutar y relajarse con su familia y amigos. Si todo va bien, estaré el mes de agosto perdido en una Isla con nombre de regente, así pues, me pasaré por un chiringuito que monta un famoso Tabernero, desde el cual podré visitar vuestros blogs de vez en cuando, aunque no sé si realizaré entradas o no.
Antes de marcharme quiero daros las gracias, una vez más, por estar ahí y conseguir que este humilde rincón avance y se haga más grande con vuestra presencia y comentarios. Gracias a los amigos anónimos que leen en silencio y no se atreven a comentar, a los que leen y luego me llaman, y por supuesto, a todos aquellos que me leéis, me dejáis un comentario y hacéis posible que mi motivación crezca y continúe adelante.
Precisamente gracias a todos vosotros, y a mi amigo Híspalis en especial, he tenido la oportunidad de ser entrevistado en el programa “Protagonistas Sevilla”, de Punto Radio, el lunes 28 de julio, dirigido por Fernando García Haldón y Teresa Puig, a los que desde aquí les agradezco su atención y su exquisito trato, pues es todo un honor para mí que se hayan fijado en mi blog para su programa. Gracias a vuestros comentarios, motivación y ánimos constantes, este blog sigue adelante y fue posible esta entrevista:
boomp3.com
Un fuerte abrazo a todos, y una vez más... gracias, de todo corazón.
Vuestro amigo Ramsés.
29 comentarios:
La entrevista está empezada, pero lo único que falta es la presentación. Lo primero que aparece es mi primera respuesta.
Que paséis unas Felices Vacaciones y para los que hayáis vuelto, que tengáis un Feliz Regreso, aunque esto cuesta más trabajo.
Un fuerte abrazo de vuestro amigo Ramsés.
A don Anselmo le pega tener un Fray Leopoldo en el coche, jejeje. Grande el guiño celeste y crema, algo se me ha pegado de esos científicos que sacan el palio porque soy especialista en maletas imposibles y cosas así
Pásátelo muy bien y carga pilas.
Kisses .
Gracias por, como dice La Gata, el guiño celeste y crema: siempre San Esteban por medio.
Disfruta y cárgate de energía, que el invierno es muy largo.
Nos veremos a la vuelta.
Un fuerte abrazo.
Fantástica la entrevista, Ramsés, y muchas gracias por la referencia a mi blog. Que pases una estupendas vacaciones. Hasta la vuelta.
Ósculos del XV.
Jajajaja, genial como de una película de Berlanga.
Me has recordado a mi mismo hace unos días que nos encontramos en oportunidades un mueble que buscábamos hace días y ya fuera de catálogo en blanco por 19 euros pero venñia montado, lo cogí no se como pude y cuando M. me vió venir no se lo pudo creer ¿cómo vamos a meter eso en el coche, con las seis sillas, el espejo grande para el vestidor, la cajonera, los utensilios para cocina, los cojines, las almohadas, el escritorio, la mesa del comedor y no se cuantas cosas más?
Lo metimos todo vaya viaje que echamos.
LA entrevista genial, me ha gustado mucho, tu voz suena como agua fresca.
Besos
Que pases unos fenomenales días playeros en ¿Isla Cristina?.
Gracias por despedirte con este relato humorístico que nos dejará un buen sabor de boca hasta tu vuelta.
Lo del maletero lo comparo yo a jugar al tetris, especialmente cuando voy al súper.
No te líes y no vayas a llenar el cántaro con agua salada, que si no la gente se va a rebotar, je, je.
No he escuchado la entrevista, pero ya lo haré esta noche o mañana seguramente.
Lo dicho, felices vacaciones!
Henorabuena por la entrevista me ha gustado mucho y me ha animado de paso a escribir mi pimer comentario en tu blog. La entrevista le he escuchado de una manera muy peculiar porque a la vez que escuchaba desde tu blog la entrevista tenia puesto la maravillosa musica de fondo del blog de reinamorasevillana o lo que es lo mismo renacimiento, un espectaculo.
Saludos y felices vacaciones.
pUES, QUE TE RELAJES, disfrutes y te diviertas para que vuelvas cargado de agua renovada y fresca. Un saudo
Querido aguaó primero felicidades por tu entrevista, me ha gustado mucho.
Segundo: tu relato me recuerda mucho a mi cuando me he ido de viaje, la maleta a tope, un macuto y un neceser un tanto grande, todo lleno y solo para mi.
Al final habia ropa que ni me la ponia ¡¡¡ jajajaja que locura !!!
Tercero: que pases una muy felices vacaciones con los tuyos.
Besos
Feliz verano, compañero en las lides blogueras (si es que se dice así, que nunca me acuerdo, jaja!!).
Un abrazo!!
Con tu permiso, querido Aguaó, le doy las gracias al rincón de Sevilla por hacer de mi blog partícipe de ese espectáculo je, je.
Estimado El rincón de Sevilla,
Me alegra que te haya gustado la selección musical de mi Corte renacentista y morisca al unísono de la bonita voz de Ramsés.
Un saludo y un beso con sabor añejo para ti.
Que sepáis todos que a partir del viernes y durante tres semanas, la taberna se convierte en chiringuito, con el portátil encima de la caja de gambas y el ratón mojando los bigotes en una peaso cruzcampo mu fría, mu fría.
Así que si el aguaó no os ofrece un trago de agua desde el chiringuito de vez en cuando, que no os cuente milongas.
Felicidades, monstruo
Fenomenal aparición la tuya Aguaó. Realmente me ha sorprendido tu soltura. Te engrandece tu generosidad por esas palabras para recordar a los que tenemos el gusto de pasar casi a diario por tu blog. Creo que Punto Radio ha acertado al elegirte a ti entre los grandes fenómenos que tienen a bien ilustrarnos con tus conocimientos y por esa manera especial de trasladárselos a los demás. En mi caso me satisface mucho más disfrutar de las entradas de los fenómenos como tú que no realizarlas en el mío. Mi blog recoge algún pensamiento, el tuyo es un pozo sin fondo de sabiduría. Una vez mi enhorabuena y un fuerte abrazo.
La respuesta está en la ilusión de la felicidad.
Por cierto, el entrevistado estuvo muy por encima de la entrevista. Un playero saludo.
Mostro peaso de entrevista, mucho temple, me ha gustado; gracias por citar a un servidor.
PD: er canario, que se han dejao la jaula con er canariooooooooooooooooooooooo
Me veo reflejada en Don Anselmo, con mi suegra que no tengo sino con las comadres, cuando vamos a pasar un finde y llegan cargadas como mulas y el maletero de mi c2 es bastante chiquetito.
Que tengas unas buenas vacaciones!!!
Fdo. Piruleta
Ola, me gusta mucho tu blog, ¿podrias visitar el mio y darme tu opinion? www.lunahambrienta.blogspot.com
Gracias
A disfrutar Aguaó.
Un abrazo.
Enhorabuena por el blog y la entrevista, sí señor. Descansa estas vacaciones y vuelve con las pilas cargadas.
Un abrazo.
FELICIDADES CRACK, pero tú sigue escribiendo que es lo que a nosotros nos importa.
1BESO.
Que mal rato pasó don Anselmo, y lo peor está por venir, cuando intente encontrar un velador vacío para su querida suegra. Y sobre todo, cuando tenga que cargar el coche en la playa, y tenga que sumar a lo que lleva todo lo que su esposa y su suegra hayan comprado durante un mes.
Que descanses, y que llenes el cántaro de agua nueva para estos sedientos.
Muchas gracias por citar mi blog en la entrevista, y enhorabuena por la misma.
Un abrazo
Desde luego no puede estar mejor contado. ¿Quién no ha pasado alguna que otra vez por situaciones semejantes?. Yo al menos sí. Y es que éso de tomar un avión con un simple neceser (las maletas las envían aparte)y pasar un mes de vacaciones "a tiro hecho", es sólo para los privilegiados, que nosotros, los de a pié, na más que tenemos permitidos unas vacaciones como las de Don Anselmo.
Me he partido de la risa con lo del "romi", joder que de años hacía que no escuchaba esa palabra, y que de recuerdos me ha traído.
Por otro lado felicitarte por la entrevista, y me gustaría saber cual eres de todos los de la "afoto".
Y nada, que felices vacaciones, que aquí estamos pa lo que se te ofrezca.
Besos
Aguaó miarma, no se que le pasa a mi portati o a la grabación de tu entrevista, que se escucha a carajo sacao, parece que se está rebobinando, mañana probaré meterle la oreja en otro ordenadó.
Un saludasso y disfruta de tus vacaciones miarma, nos vemos en Septiembre.
Que descanses amigo, que este relax playero te traiga inspiración para, si cabe, deleitarnos mejor con tus textos.
Y la entrevista, sensacional, eso de ser una máquina me ha llegado al corazón.
Muy buena entrevista aguaó.
Te agrego a favoritos. Pásate por elarcondelosgalvez.blogspot.com
Nos volveremos a leer,espero..pásalo bien, disfruta todo lo que puedas, y luego,ya contarás, y como te dicen por ahí,el invierno es muy largo.Un beso grande niño!.
En primer lugar: el relato como la vida misma. Magnífico y real como la vida misma. En segundo lugar: felicitarte una vez más por la entrevista, te ha quedado de miedo... ya la he escuchado más de tres veces para ponérsela a más de uno y una de mi familia. En tercer lugar: gracias por esa llamada inesperada y que me llenó de alegría. Y por último: gracias por ser agradecido... dice mucho de las personas.
Te deseo unas felices vacaciones y no olvides de disfrutar con toda la familia.
Tu amigo Híspalis.
Cuando tu vas, yo vengo de allí…
cuando me fui, tu todavía estabas aquí.
¡Qué le vamos a hacer!. Aprovecha y disfruta que pasan pronto estos días…¡y cuidado con el tabernero y su agua de fuego!. ¡Jau!
Muchísimas gracias por vuestras palabras queridos amigos, de todo corazón.
Volveré en septiembre a pleno rendimiento.
Un fortísimo abrazo a todos.
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