miércoles, 10 de septiembre de 2008

El Humilladero de San Onofre: flores para mantenerlo con vida

“Cruz sobre pedestal que hay junto a un camino o a la entrada de una población”. Recordabas la definición que ofrecía el Diccionario de Fatás y Borrás. Tus conocimientos se habían ampliado y ahora sabías mucho más. Sabías que un humilladero, además de dicha definición, ayudaba a regular el tráfico en el cruce de caminos en el cual se colocaba. Recordaba a los viandantes la obligación cristiana de arrodillarse ante la señal de la cruz, así como persignarse y rezar. Incluso recordabas que, en algunas ocasiones, los humilladeros servían para instaurar los límites de la ciudad. Ocurría en el de la Cruz del Campo, y ocurría en ese. Pero lo que más recordabas eran aquellas historias de tu infancia. Aquella mano nudosa que te aferraba con fuerza y aquella voz que te decía que, sin saber quién ni cómo, siempre había flores frescas que mantienen con vida el lugar. El tiempo ha pasado. El mundo se mueve y no espera a nadie. Y a veces parece que no espera a nada.


Como las escamas de un pescado, las hojas del calendario se fueron cayendo, desvaneciéndose al paso de los días, las semanas, los meses y los años. Y empezaste a hacer el camino sólo. El puente ya no era el mismo. Los arañazos del tiempo aparecían como marcas de óxido en sus barandillas. Se había convertido en una vía secundaria, apartada del tráfico intenso y relegada al paso de camiones de mercancías o coches de bodas y convites puntuales. La acera comenzaba cuando el puente se hacía dueño del terreno suspenso. Y entonces apareció a tu vista. Aquella construcción que había resistido al tiempo, que había desafiado el paso de los siglos y que ahora se retorcía en una agonía incesante a la espera de su final, que tú esperas no llegue. Desde arriba la primera imagen. Siempre desde arriba. Te agarraste a la barandilla y dudaste si bajar o permanecer aferrado al presente antes de sumergirte en los recuerdos del pasado. Descendiste pausadamente por las mismas escaleras por las que otros pasos te guiaron años atrás. Te acercabas poco a poco y podías sentir que el abandono era mayor del esperado. Todo seguía igual pero dentro de un desconsuelo doloroso e insoportable. En tu interior sabías que quizás, ésta fuera la última vez que lo contemplaras, pues siglos de Historia se quebraban ante la desidia y dejadez del ser humano, pero te aferrabas a la esperanza de que no fuera así.



Ahora sabías más que cuando eras pequeño. Cuando lo mirabas, sabías de qué se trataba y qué secretos guardaba en su interior. Al verlo con estudiada mirada, te convertías en el Historiador del Arte que había en tu interior, y reconocías su estilo, elementos y detalles artísticos. Un templete Gótico-Mudéjar, de cuatro aguas que acaban en cuatro arcos apuntados, herencia del estilo Gótico, pero flamígero, casi rozando el siguiente cambio de gusto. Las puntas de diamante que acompañaban a los arcos dotaban el conjunto de un exquisito valor artístico, pues se relacionaban con el Mudéjar de forma directa. Gótico flamígero, como tu Catedral Hispalense, y Mudéjar, como tantas iglesias y parroquias de tu ciudad. Y todo realizado con piedra del Puerto de Santa María, como la Montaña Hueca de Mateo Alemán. El interior del templete te lo sabías de memoria. Desde la primera vez que tus ojos se llenaron de sus detalles y características. Una cúpula apuntada con dos nervios que se cruzan en el centro, rematado dicho encuentro en una bellísima clave. Y en los rincones interiores de sus cuatro pequeñas paredes en ele a modo de soporte, lucen cuatro magníficas semicolumnas con capiteles de mocárabes. Un precioso detalle que aportaba al conjunto un valor incuestionable y lo catalogaba de joya artística. Ahora bajabas por aquellas escaleras de metal oxidado, y te dabas cuenta que un puñado de años habían servido para azotarlo y maltratarlo. Un nudo comenzó a apretarte en la garganta, pero quedó completamente disuelto al descubrir un movimiento extraño en las sombras del interior del templete. Agudizaste la mirada y escudriñaste lo que tu visión alzada te permitía ver. Nada. Silencio y calor.



Por fin llegaste al suelo y te colocaste frente al templete. El Humilladero de San Onofre. Nunca habías escuchado este conjunto de palabras hasta que investigaste sobre él. Realizado hacia 1431, o tal vez algo más tarde, su construcción está íntimamente ligada al Monasterio de San Jerónimo de Buenavista, y la función que tenía éste de residencia real desde época de los Reyes Católicos, ya que todos los reyes llegaban desde Córdoba por el camino de la Rinconada y pasaban por dicho templete. Fama regia, habías pensado en más de una ocasión. Límite norte de Sevilla y de la leprosería de San Lázaro. En tu barrio siempre había sido el Santo Negro. Avanzaste en su interior y contemplaste la espalda de aquella escultura con tus ojos estudiosos. Un Sagrado Corazón de baja calidad pero alta devoción. San Onofre, el protector de los caminos, vestido con sus propios cabellos y barba, desapareció con el paso aplastante del tiempo. Cuando eras pequeño, tu abuelo te llevaba al Santo Negro, pero nunca era San Onofre. Y fue entonces, al recordar a tu abuelo, cuando los cuentos de tu infancia, aquellas leyendas cuyos personajes vivían atrapados en el pasado, se entremezclaban con la Historia. Rodeaste aquella majestuosa y alta figura que miraba al fiel que se arrodillase frente a su pedestal. Abajo, unas pequeñas flores de plástico flanqueaban otras naturales, ya marchitas, en un jarrón de porcelana blanco, mientras varias velas rojas se apilaban unas contra otras. Tu abuelo te había contado que allí fue donde el caballo de San Fernando paró a beber. Te había contado que una anciana vestida de luto lo vio y comenzó a traer flores. El cortijo de Tercia, donde se encontraba parte del ejército del asedio a la Isbiliya musulmana no quedaba lejos, tal vez fuera cierta aquella historia. O también podría tratarse del destacamento adelantado del Campamento Real, que estaba cerca de la Rinconada. De una forma u otra, tú te inclinabas más porque fuera una leyenda. Leyenda e Historia. Siempre mezcladas en la vida de tu Sevilla. Sopesaste la posibilidad que habías leído sobre un Via+Crucis hacia el lugar dónde te encontrabas, desde San Lázaro. Un Via+Crucis similar al que se dirigía al Humilladero de la Cruz del Campo. No era descabellado, pues la distancia existente entre el ahora Hospital y el Templete del Santo Negro, es la misma o muy parecida a la concurrida entre la Casa de Pilatos y la Cruz del Campo, luego era digno de tener en cuenta. Encerraba mucha Historia tu humilladero para yacer olvidado bajo un puente. Pensaste qué tuvo que sentir el 30 de octubre de 1914 don Miguel Sánchez-Dalp y Calonge, al redescubrir aquella maravillosa arquitectura que, una vez más, te cobijaba del sol.


El Tagarete, que todos llamaban Tamarguillo, te acompañaba con su fresco y rápido susurro. Te diste media vuelta y saliste fuera del templete, bajando la pendiente hasta el borde del arroyo. Subiste de nuevo y te apoyaste en uno de los pilares del humilladero. Observaste el curso del Tagarete acuchillando el terreno hundido algo más allá de uno de los soportes del puente. Hiciste un arco con la mirada y viste la palmera que se pegaba contra el muro. Dátiles y agua. Sonreíste. Los símbolos de San Onofre. ¿Una burla al pasado o una curiosa coincidencia?. Diste dos pasos en el interior del templete. Las marcas de incendios formaban regueros oscuros en el suelo y los rincones. Más allá señales de otros ritos inciertos. Te acercaste al pequeño lienzo de muro en ele delante y a la derecha del Sagrado Corazón. En la pared, marcas de chinchetas y clavos, oxidaban en pequeños círculos la piedra, y dejaban entrever imágenes de santos y vírgenes. Despintadas y carcomidas por los bordes. Imágenes religiosas que te miraban detrás de aquel halo celeste y transparente del despinte del sol. Volviste a colocarte delante de la gran escultura negra. El Santo Negro. Hacía calor. El aire era denso y espeso. Nada se escuchaba. Ningún pájaro. Ni siquiera los coches cabalgando sobre el puente. Un silencio hermético y tremendamente inquietante. Entonces bajaste la mirada. No lo podías creer. Allí estaban. Un escalofrío te subió por la espalda para acariciarte profusamente la coronilla. Frío en el cuello. Tus pequeños cabellos de la nuca se erizaron rápidamente. Un ramillete de flores frescas descansaba en el viejo jarrón de porcelana blanco. A ambos lados, las pequeñas flores de plástico y las velas rojas en su desperdigado orden. Levantaste la vista rápidamente. Miraste a un lado y otro. Tragaste saliva y sentiste un frío inhóspito alrededor de aquel sofocante calor. Silencio. Estabas paralizado bajo la penetrante mirada del Sagrado Corazón. No sabías si tenías miedo o curiosidad. Por fin decidiste moverte y explorar los alrededores rápidamente. Nadie. Estabas sólo. El calor te hizo calmar y el silencio se dilató hasta romper en un continuo murmullo. Como si hubiera vuelto, el arroyo volvió a correr rápidamente por su canal. Los pajarillos cantaban alrededor y las ruedas volvían a cruzar el asfalto del puente. A la espalda de la escultura y fuera del templete, observaste de nuevo aquella maravillosa construcción. Sumergido en la belleza de aquellas puntas de diamante, los magníficos capiteles de mocárabes y las nervaduras del interior, comenzaste a subir la oxidada escalera. Tus ojos volvieron a ver de forma diferente y el análisis acudió a tu mirada. Una profunda grieta partía el arco trasero en dos. Preocupación en tu rostro. Seguiste subiendo y tu cabeza se llenó de nostalgia, melancolía, rabia e impotencia. Un tesoro histórico-artístico, abandonado a la ignorancia y despreocupación de los de siempre.



Antes de llegar a la cima de la escalera, te volviste. Un impulso incontrolable te hizo girar. Te hizo mirar. Y entonces fue cuando me viste. Vestida de luto negro, con mis manos huesudas y atrapada en la Historia y la leyenda. Rezando ante el Sagrado Corazón ahora y ante San Onofre antes. Levanté la cabeza y nuestras miradas se cruzaron en una eternidad de siglos pasados. Parpadeaste y me perdiste. Llegaste arriba y deshiciste el camino. El mismo camino que hacías con tu abuelo. Pensaste que había sido tu imaginación, pero luego recordaste algo. Recordaste aquella voz que te decía que, sin saber quién ni cómo, siempre había flores frescas que mantienen con vida el lugar.

Con el tiempo viniveron dos más. No traían flores. Ambos tenían ojos inquietos y miradas que rebuscaban entre los entresijos del humilladero. Buscaban soluciones. Buscaban esperanza. Buscaban la protesta. No traían flores, pero uno de ellos traía una cántara de agua y otro un caballo con porte de General, y sé que, de alguna forma u otra, ambos elementos ayudarían a traer flores frescas. ¿Que quiénes eran?... ¡Dios sabrá! Sólo sé que harían algo por el lugar. Que esta historia que cuento tendrá continuación. Que estas palabras mías siguen allí... en un lugar dónde se escucharán mis rezos. ¿Dónde?, en las Sevillanadas del General.

50 comentarios:

el aguaó dijo...

Cuando el grandísimo General me mandó un mensaje, no cabía en mí de gozo. No podía creérmelo. No podía imaginarme que el gran Du Guesclin pidiera mi colaboración en un proyecto. Supongo que necesitará agua, me dije.

Desde entonces, reuniones y llamadas han hecho que llevemos a cabo, desde hace meses, unas investigaciones sobre el segundo Humilladero de Sevilla, al que estoy íntimamente ligado desde mi infancia.

Pero además de todo esto, además del gran honor de acordarse de mí para este trabajo, hemos podido estrechar nuestra amistad y he podido comprobar que el gran General es una grandísima persona, además de un historiador e investigador nato.

Por todo ello, quiero darle las gracias y avisarle de que tenemos pendiente una matriculación conjunta en la Facultad de Historia.

Espero que os gusten ambas entradas y que nuestras quejas lleguen donde tienen que llegar.

Un fuerte abrazo a todos.

Anónimo dijo...

Bravo señor aguaó, por fin alguien le rinde un gran homenaje a nuestro santo negro de toda la vida, muchas gracias por este articulo y espero que sirva de algo, que todo el mundo que entre a leerlo lo difunde por otros blogs haber si llega a oidos de alguien y ponen solución.

Zinquirilla dijo...

Un post a cuatro manos que se complementan perfectamente. Ojalá se difundieran ampliamente y acometieran por fin su rehabilitación.

El Caliz de la Canina dijo...

Pues la verdad uqe no tenía ni idea aguaó,mira que he pasado veces por alí,creía que era una capillita para despedir al tren,anda que no estoy yo fatal ....

Si no me equivoco puede ser el Humilladero más antiguo de Sevilla.

La Solución sería trasladarlo a un sitio más visible .......

Un mi blog ya está puesto Salvemos San Onofre ......

Un abrazo canino.

Gracias por rebuscar en la Sevilla añeja de verdad ......

La Canina seguirá cavilando .....

Zapateiro dijo...

Aguaó, Du Guesclin, gracias de todo corazón. Gracias por enseñarme tantas cosas de mi ciudad; gracias por escribir y describir tan brillantemente; gracias por hacer de la protesta algo necesario, aunque no esté "de moda"; gracias por compartir vuestros conocimientos con el resto; gracias por concienciar; gracias por ser como sois.

Enhorabuena por el trabajo. Me sumo a la protesta.

Un beso.

La gata Roma dijo...

Al fin… Para empezar, espero que esta entrada sirva para que cuando te refieras al sitio nadie diga: “si, al lado del Ayuntamiento”. Nuestra ciudad está llena de cosas que la mayoría desconocemos; y la dejadéz es un titán muy cruel.
Mi mas sincera enhorabuena.

Kisses

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

Encantadora de la serpiente de la desidia, es tu prosa, hecha exhaustivo documento sentimental y descriptivo de lugares tan íntimos como desconocidos como este humilladero. Tu lo descubres con tu exquisita sensibilidad y extraes el dorado laures de la vieja herrumbre del olvido, yo me descubro ante tus deliciosos descubrimientos y me quito el sombrero.

sevillana dijo...

Había oido hablar de él y más o menos sabía por donde se encontraba, pero no el sitio en concreto y lo que no entiendo es que porque los señores que gobiernan nuestra ciudad y a quién le corresponda no hacen nada para sacar del olvido esa cosas tan bellas que posee sevilla, esos monumentos que son herencia e historia de los sevillanos y que poco a poco por la dejadez se van perdiendo.
Enhorabuena a tí y a du guesclin por el trabajo realizado.
Yo como la canina lo voy a poner en mi blog.
Besitos

Anónimo dijo...

Aguaó, gracias a ti conocemos más de nuestra querida Sevilla, de su arte, de sus monumentos.
La verdad es que yo soy una completa ignorante en estos temas.
El otro día una amiga me mandó un power point con fotos de las calles de Sevilla para deducir el nombre y solamente acerté una.
¡Muy mal! Lo sé.
Visitarte es conocer y reconocer.
Un beso

Juan Duque Oliva dijo...

Aquí vengo con un ramo de camelias y jazmines para ponerlo a los pies del Santo Negro, este virtual que tienes aquí porque para el auténtico como no me pongas un mapa no se como llegar y encontrar esa escalera oxidada, supongo que tiene que estar muy cerca de mi casa, pues la Cañada Real lo vi en un mapa continua lo que es la Calle Agricultores y yo estoy prácticamente al final del todo. (Por cierto Mario sigue empeñado en que nosotros estamos abajo de Agricultores cuando yo digo que arriba, si tiro na pelota desde aquí seguro que sale rodando para la S-30, no para la Ronda Norte, pero bueno).

Me ha entrado varias veces leyendo la entrada un sudor frío cuando notabas las presencias que todavía me quedan restos. Que manera de envolvernos en la historia ha sido impresonante.

Prometo acercarme por allí si encuentro la manera, probaré con el Google Earth o algo, pero me acercaré me gustan esas excursiones intrépidas como la tuya, no se olvidan nunca.

Un abrazo amigo de tu profundo admirador.

Luz de gas

Er Tato dijo...

Bueno, pues ya sólo queda aplaudir por esta magnífica entrada al alimón. Dos formas de contar, dos formas de escribir, dos enfoques distintos, pero ambos magistrales.

Lo dicho, sólo queda aplaudir.

Un abrazo

Persa dijo...

Fantástico post. No conocía el lugar. Mañana mismo lo visito.
Mil gracias, Aguador

Reyes dijo...

¡Es increible!
No tenía ni idea, pensaba que San Onofre estaba en la Plaza Nueva.
Y ahora, cuando he leido tu estupendo artículo, he caido en él, está completamente olvidado, ¡que pena!
Desde luego, tu texto, es una maravilla, deberías de escribir un libro.

Luz de Gas, somos casi vecinos, ahora me explico lo del bar de Nuevo Torneo...

Finidiblanco dijo...

Total desconocimiento, el texto muy bueno, como siempre.

Saludos

Juan Duque Oliva dijo...

Dama, vivo en una de las últiams calles de Agricultores a la izquierda.

Aguaó, no es recomendable ir en pantalones cortos vengo como San Sebastián "ensartao" de rastrojos. Casi me confundo con el puente que hay antes, pero di con él.

Me acordé mucho de la mujer de negro y no veas la de vueltas que me di mirando para atrás.

El Santo parece pintado con Tintanlux por alguien, ¿siempre ha estado negro? A pesar de la suciedad que hay alrededor el interior está muy limpio, muy limpio, alguien se tomará la molestia de ir hasta allí con una escoba porque no me lo explico.

Es un lugar muy inquietante y misterioso, gracias por el descubrimiento y por la excursión.

Estaba estrenando la cámara del móvil, no son buenas pero bueno ya iré aprendiendo.

Galería de fotos "El Humilladero de San Onofre"

el aguaó dijo...

Si llegara a oídos de quien tiene que llegar y se hiciera algo, querido Capitán Planeta, no cabría en mí de gozo. Y el General estoy seguro que tendría la misma sensación.

Rehabilitación merecida querida Zinquirilla. Ojalá fuera así.

Querido Cáliz, cuando tú quieras, damos un paseo para que lo veas. Es impresionante. Eso sí. Estoy en contra totalmente de su traslado. Un Humillader se sitúa en un lugar con un claro simbolismo y signiicado, además de unas cuidadas funciones. Aislar o sacar la Obra de Arte de su contexto puede ser peligroso. Opto por rehabilitar y recuperar la zona, algo que no es descabellado.

Gracias siempre a ti, querida Zapateiro.

Muchísimas gracias por tus palabras querida Gata. La dejadez, como bien dices, es un mal que consume.

Y yo me quito el mío ante tu comentario querido Antonio.

Muchísimas gracias querida Sevillana. Al final de mi comentario explicaré el lugar exacto, para todo aquel que quiera ir.

Hay que entrenar con ese Power Point querida Soboro.

¡Yo sí que soy admirador tuyo amigo Juan!, me alegro que te haya gustado y efectívamente, el monumento se encuentra muy cerca de tu casa. Gracias por tus palabras amigo.

Muchísimas gracias querido Tato. Tú sabes de qué hablo, pues también conoces el Santo Negro muy bien.

Gracias a ti por tu visita amigo Persa. Si tienes problemas para encontrarlo, no dudes en preguntarme.

Amiga Reyes, mil gracias por tu comenario. Tus palabras son un auténtico honor para mí. En la Plaza Nueva se encuentra la Capillita de San Onofre, que era una capilla del inmenso Convento de Casa Grande de San Francisco, del que hoy tan sólo queda la citada capilla y el arquillo del Ayuntamiento, al que estaba adosado.

Cuando vayas a San José de la Rinconada, amigo Finidiblanco fíjate debajo del puente antiguo.

El entorno está realmente descuidado amigo Juan, el problema está en que la estructura parece que se va a quebrar en cualquier momento, debido a las profundas grietas. El Sagrado Corazón siempre ha sido negro, al menos las personas más ancianas de mi barrio lo conocen desde su infancia así. En cuanto a la limpieza interior, exceptuando algunas quemaduras del suelo, la verdad es que tampoco está excesívamente mal. Siguen llevando flores frescas. Ahora veré las fotos amigo. Gracias por pasarte a descubrirlo. Llego a saberlo y te hubiera acompañado.

A continuación, paso a señalaros el camino al Humilladero de San Onofre para todo aquel que desee visitarlo. Si tomáis el Google Earth como soporte a mis indicaciones, os servirá de mucha ayuda. Tomamos como primera referencia la rotonda de San Lázaro. Desde ella nos dirigímos hacia el Norte, avanzando por la avenida que está junto a la tapia del cementerio de San Fernando. Cuando llegamos a la puerta traera del Camposanto, dónde hay una especie de rotonda elíptica, la avenida continúa por la derecha y le sale otra a la izquierda bifurcando la principal. Cogemos la de la izquierda, que pasa junto al Polideportivo, que se encuentra a nuestra zurda. Llegaremos a una rotonda y seguiremos de frente por la calle Medina y Galnares. Sin abandonar esta calle, llegaremos al final, dónde hay una gasolinera y luego un semáforo. Si seguímos hacia adelante subiremos por el puente, el mismo puente en cuyos bajos se encuentra el Humilladero. Mi consejo es que en el semáforo de la gasolinera giremos a la derecha, y antes de llegar al Tanatorio de Servisa, a la izquierda hay un pequeño polígono industrial, dónde hay un Plus, entre otros centros comerciales. Su aparcamiento es gratuito y podemos dejar ahí el coche. Luego tenemos que seguir a pie y subir el puente para sobrepasar la Super-Norte y luego acceder al Humilladero por las escaleras de hierro.

Espero que mis indicaciones hayan sido lo suficientemente claras. Si alguien tiene alguna duda o necesita otras indicaciones, no dudéis en ponerse en contacto conmigo.

Sin más, gracias por vuestra aportación y por vuestras palabras.

Un fuerte abrazo a todos.

el aguaó dijo...

Perdón, el polideportivo quedaría a nuestra diestra. Fallo mío.

Paços de Audiência dijo...

Te invito a Barcelona oficialmente. Das un voltio y luego me haces de negro para uno de estos maravillosos post¡¡¡

Reyes dijo...

Otra aclaración, el Plus ahora es MAXI DIA, somos casi vecinos, recuerda...
Iré de excursión.

sevillana dijo...

Lo siento aguaó pero hay otra cosa en mi blog para ti, pasate a recogerlo.
Besitos

Mer dijo...

Esto está tomando un nivel...que como además arreglen un poco el Templete y lo señalicen va a ser de matrícula. Y la excursión la veo pronta, ya apetece estirar piernas por la tarde, espero que Juan nos acompañe a Dama y a mi, jejeje, que ya sabe el camino.
Besos

Alberto Martín dijo...

Mi abuelo vivia muy cerca del Santo Negro y me llevo de pequeño, fue increíble estar allí, desde entonces no he dejado de interesarme por su estado, que es muy preocupante. Tenéis más información en Sevilla21.

Un artículo precioso, gracias por emocionarme.

Juan Duque Oliva dijo...

Será un placer, llevaros un termo con cafelito y una magdalena, aunque estoy a plan. Aquello está más propio para hacer una misa negra,pero bueno

Unknown dijo...

Llego muy tarde pero bueno, no me cansaré de darte las gracias (por enésima vez) amigo Aguador y nada, ve preparando el dinero que la Hispalense nos espera (una vez mas). Bueno, yo estaba en Reina Mercedes, pero alguna que otra vez me escapaba a estudiar en la Antigua Fábrica de Tabacos... Faltaría mas.

Saludos amigo.

América dijo...

Excelente trabajo en conjunto que seguro tendrá repercusiones,es importante denunciar,llamar la atención unirse,muy interesante los dos puntos de vista o mejor dicho los dos estilos sobre el mismo tema,un cordial saludo.

sevillana dijo...

mer si vais yo me apunto, le pides mi tefl a mi hermano y quedamos, me gustaría verlo.

Luz vaya la de fotos con las que nos has deleitado del sitio y del Santo

nefer dijo...

Por la Ronda Norte, Super Norte o como se llame, dirección Huelva, piense en lo que piense, escuche lo que la radio quiera, siempre siempre, al mirarlo, mi mente se queda en blanco para él. No sé qué tiene pero siempre me ha sobrecogido. Espero que siga ahí para siempre, y que me decida a parar un día a su lado.

1BESO.

Moe de Triana dijo...

Enorme trabajo en equipo Aguaó, si señó, o señores, que manera más didáctica de llevarnos de paseo a visitar algo que si no llega a ser por vosotros, no me entero no que existe, porque esa zona no suelo frecuentarla miarma...

¡Un saludasso!

Enrique Henares dijo...

Mira que mi amor por ella desde pequeño me ha hecho conocer bien las cosas de Sevilla, pero tú me sigues enseñando, maestro!!

ANDRÉS dijo...

Nunca estuve por allí pero siempre me llamó la atención ese baldaquino antiquísimo debajo del puente.

Una pena el aspecto lamentable que presenta. Un trozo de la historia que día a día se viene a bajo en la Magna Hispalis.

Un saludo desde Jerez.

Anónimo dijo...

Cuantos recuerdos de mi niñez me ha traído tu post, amigo Aguaó. El Santo Negro es uno de los hitos geográficos de mi infancia. Ahora lo veo todos los días desde la carretera cuando voy a mi trabajo en el Estadio Olímpico y la verdad es que apenas le echo ya cuenta. Pero en los años 60, ese Santo Negro era un misterio insondable para mí cuando íbamos a casa de mis tíos Frangollo y Teresa allá camino de Tercia, a las tierras propiedad de Luca de Tena (Don Torcuato para los labriegos aquellos), cruzando a pie los campos desde la parada del autobús de San Jerónimo (un barrio que no se parecía en casi nada a éste de ahora) en compañía de mis padres y hermanos. En estos tiempos aquellas caminatas son impensables.

Pero todo valía la pena por llegar al campo de mis tíos (bueno, de ellos... subarrendados de Don Torcuato, claro) y poder montar en burro, aprender a correr en bici sin caerte al Tamarguillo, quedarse obnubilado con aquel televisor que funcionaba con baterías como las de los coches. Y siempre de paso, pararse un rato en el Santo Negro, que mis padres (iletrados a la fuerza) nunca supieron explicarme qué era. Aquello era para mí el límite de lo cotidiano a la aventura... más allá estaba "el campo".

Y desde entonces el Santo Negro va unido a mis recuerdos más entrañables de cuando ya iba teniendo uso de razón. Recuerdos de aquellos periódicos que leía en la casa de mis tíos, y que hablaban de unos tanques rusos que habían entrado en Checoslovaquia, que debía ser un sitio maravilloso y lejanísimo, a juzgar por su nombre... recuerdos de aquellos tíos tan simpáticos que ayudaban a mi tío (y nunca supe exactamente que hacían allí), por lo visto a cambio de experiencias o no se qué, y que aunque parecían buenos amigos, en las comidas no paraban de discutir porque uno era comunista, otro fascista, y otro estaba estudiando para cura... éste sí sabía lo que era, los otros no.

Los melones y las sandías que comíamos tal como salían del mato. La leche ordeñada de las vacas. Los refrescos sacados de una nevera que para enfriar necesitaba que se le metiese dentro una barra de nieve... la oscuridad nocturna, sin luz eléctrica, y la semipenumbra de aquellos candiles y lamparas de gas butano...

Joé... se me ha venido la infancia encima, con esto del Santo Negro... ustedes me perdonarán el rollo.

El Caliz de la Canina dijo...

Entra en mi blog y pincha en el elepe de Queen escucharás el primer single del nuevo proyecto ....

Un abrazo canino.

La Canina seguirá cavilando .....

Sergio Harillo dijo...

Muchas gracias por pasarte, te he añadido a mis favoritos para echarle un vistazo a tu blog con mayor detenimiento. Un saludo!

Zinquirilla dijo...

Pues lo de la excursión tiene buena pinta. Yo, si me permitís, me apuntaría.

radioblogueros dijo...

Querido Aguaó:

A partir del día 3 de octubre, la radio de los blogueros tendrá su propio espacio semanal, cada viernes de 19.00 a 20.00h. El programa, dedicado en exclusiva a la blogosfera sevillana, no tendría sentido sin la participación de todos vosotros. No faltes a la cita. Estamos preparando grandes sorpresas.

Un abrazo desde Punto Radio

Zinquirilla dijo...

Te he enlazado (por fin!) en mi blog. Pásate ;-)

Pantagruel dijo...

Jose Maria de Mena, Antonio Burgos, ¡resucitad!

Híspalis dijo...

Pues no sé si llego tarde o no pero acabo de leer esta maravilloso artículo al son de 'Reina de San Román' y cuando son las 2:20 de la madrugada.

En primer lugar, felicidades de corazón por este magnífico reportaje que para mi recoge de todo: intriga, misterio, datos, fotografía... una narración de pelos de punta que logra transmitir a la perfección su objetivo: denunciar el estado ruinoso de una joya artística-histórica de nuestra Sevilla.

Sinceramente, me habéis dejado sin muchas más palabras para describir el reportaje... mi más sincera felicitación a los autores.

Un fuerte abrazo de vuestro siempre amigo Híspalis.

Anónimo dijo...

¡Como te echaba de menos!

Anónimo dijo...

Como Finidiblanco, no tenía ni idea.

Magnífica entrada... otra más.

Diego Romero dijo...

Yo creo que ya se ha dicho todo. Simplemente maravilloso. Enhorabuena.

Un abrazo.

Reyes dijo...

El domingo por la mañana fui de excursión.
Confirmado: Abandonado lamentablemente.
Y además, salí pitando, me daba un poco de miedo estar por allí, no se, siempre me han dado miedo los santos en soledad y los lugares abandonados e inhóspitos.

Anónimo dijo...

Aguaó he pensado que lo primero q voy a poner en mi piso va a ser una pancarta en el balcon protestando por la dejadez del humilladero, seria una buena iniciativa si todos pusieramos una en nuestros balcones o terrazas, no?
Seguro q al menos los periodicos nos sacarian, y quien sabe...

el aguaó dijo...

¿De negro por Barcelona?, cuando quieras querido Cabezota.

Ahora me pasaré querida Sevillana.

Y yo espero que vayáis amiga Mer.

Gracias a ti por tu visita querido Alberto Martín. Vuelve cuando quieras, pues esta es tu casa.

Cuando quieras nos fajamos en el próximo querido Du.

Gracias por tus palabras América, ojalá nuestras entradas tengan la repercusón necesaria.

Un día, amigo Nefer, para y descúbrelo. No lo olvidarás.

Pos ya sabes dónde está Moe, así que te vienes un diíta y ademá nos tomamos algo.

Me alegro que te guste amigo Pregonero.

Qué alegría verte por aquí amigo Andrés. La verdad es que tenemos joyas que no conocemos ni nosotros mismos.

Amigo Carrsacus un comentario sensacional. He podido comprobar que tú conociste el Santo Negro como lo conocieron muchos de mis familiares, libre de carretera y puente y dentro de un ir y venir diario.

Ya lo hice amigo Cáliz. raro, diría yo.

Bienvenido Evento en Sevilla. Pásate cuando quieras, pues esta es tu casa amigo.

Estaremos atentos señores de la radio.

Nada de eso querido Pantagruel. Ellos son grandes escritores y servdor un aficionado a la escritura. Pero gracias por tus palabras.

Muchísimas gracias amigo Híspalis. Sé de buena tinta que te ha gustado.

Y yo querida Glauca, y yo...

Amigo Maese, muchas gracias. Ya sabes dónde está, cuando te pases me cuentas tus sensaciones.

Grcias amigo Lacava.

Si vas sol@, la verdad es que sí da respeto amiga Dama.

Querido Capitán, la idea no es mala, pero si no hay mucha gente... se queda algo corta. Si a eso le sumamos que vives en un quinto.

Un fuerte abrazo a todos y gracias por vuestras palabras.

Anónimo dijo...

La cosa es ponerse, habra que hacer algo, siempre será mejor eso que no hacer nada además recuerda que mi quinto se ve desde la giralda...

María_azahar dijo...

Enhorabuena a ambos por la entrada. Sigo manteniendo la idea del libro´...

Besos.

Anónimo dijo...

Fantástica entrada, impresionante, me has dejado loca. Este lugar lo conocí hace unos meses, de casualidad y gracias a Javi.
El lugar es desolador, sin embargo conserva el aire decadente de las cosas que aunque viejas y arruinadas son valiosas.
Ha sido un estupendo trabajo por parte de los dos, lo que estais logrando con estos blogs no tiene precio, es magnifico.

Verdial dijo...

Jesús Bendito, la de cosas que se aprenden aquí. Todo un error por nustra parte el tener tan cerca tantos tesoros y no conocer nada de ellos.

Un abrazo

Antonio dijo...

Desde que he podido saborear las entradas del brillante Aguaó y la del genial Du Guesclin no paro de darle vueltas al asunto, en primer lugar comentaros que quizás tenga una oportunidad de hacer de vocero ante la autoridad y en cierta medida hacer llegar estas vuestras (nuestras) reclamaciones a donde pueda darse el golpe de efecto, tengo que esperar el momento del golpe pero como me esperaran para otra cosa les cogeré de sorpresa, soltaré los legajos y las razones y quien sabe quizás, como los aires soplan bien para Santa Catalina, soplen bien para el santo negro...

Creo que Luz de Gas ha dado un paso fundamental con su viaje fotográfico y salvaje y que pronto este movimiento que se está creando tendrás sus frutos en expediciones blogueras a estos puntos calientes, de la historia, del presente, de lo atávico, de lo moderno, de lo real, de lo palpable, de lo imaginario, de lo colectivo... y plasmados en un blog conjunto. Ando como el cuento de la lechera pero veo mucho movimiento en positivo en esta nula sociedad civil que tenemos. Y ando emocionado.

Ambas entradas me han hecho volar, a recorrer las fronteras de la vieja ciudad y sus accesos nuevos, sin duda una ruta básica, monasterios y enclaves a las puertas de la ciudad, la nueva y la vieja, templetes, puertas, San Jerónimo... hospitales, calzadas, vías perdidas y pecuarias, unión de culturas, ahogos de asfalto.. de nuevo aprendiendo a toda pastillas, queriendo retener todo lo que me contáis y las leyendas sevillanas siempre con reyes a caballo... que nos lleva hasta la destrucción del palacio de la plaza más bella que tuvo Europa...

Y dejo caer un sitio, la Venta de los gatos y la leyenda de Bécquer, es sólo un eslabón más, y por qué no...

GRACIAS A AMBOS

Antonio

Anónimo dijo...

El callejon de los negro es lo mas esperanzador que he escuchado en los ultimos tiempos, asi que desde aqui te animo a que lo intentes y haber si sale algo, muchas gracias de verdad.