- Hola – respondió la muchacha disimulando una sonrisilla de sorna, al comprobar como aquella mujer se acercaba más a un árbol de navidad ambulante que una septuagenaria señora.
- Ojú hija, esto de loh Reyeh me tiene a maltrae. Con lo que me gusta a mi regalá... esto no puede sé. Mira toas lah bolsah que traigo – señaló con la barbilla la gruesa mujer – y ¡mira, mira loh deoh! – instaba la señora mostrándole las marcadas manos, en las cuales se cruzaban las señales rojas de la presión de las asas.
- Es que ya va siendo hora. La Navidad está a la vuelta de la esquina – dijo sonriendo la muchacha.
- ¡¡La Navidá llega ahora anteh que nunca!! – replicó la señora, mediando entre la sorpresa y el disgusto – dehde primeros de octubre hay turrón en el Día. Cuando yo era shica, er portá de Belén se ponía el día de la Inmaculada, y era entonse cuando empesaba la Navidá. Pero ahora... – y acompañó esas últimas palabras con un movimiento negativo de la cabeza de un lado a otro.
- Eso es el consumismo señora – agregó la muchacha.
- ¡Amo que a mi me guhta mucho la Navidá, lah cosah como son! Pero creo que a esta gente se l’aido de lah manoh lo de vendé. Er tío de lah castañah se pone anteh. Lah luse der Cortinglé cada vé aparesen anteh... ¡oish er Cortinglé! Macuerdo yo cuando ponían unoh muñecoh que se movían y loh shiquilloh delante cantando... ¡ay! ¿cómo era eso?...
- ¿Cortilandia?
- ¡¡ESO!! Ahora que cuando yo era shica eso no existía ni ná. Ni el tío gordo ese de rojo y blanco.
- Papa Noel.
- ¡¡Ese!! Eso e de los americanoh. Aquí de toa la vida han sio loh Treh Reyeh Magoh. Y así vengo yo hija. Cargaíta. Pero dehpué le ve una la carita a loh shiquilloh... ¡y le dá una alegría! Y eso que la paguita que ma quedao e una miseria. A mi me debía tocá la lotería, la que le tocó el año pasao ar Der Nido – la muchacha se encogió de hombros, observando a la señora con gesto contrariado y los ojos abiertos en forma de interrogación – shiquilla er presidente der Sevilla ¡bueno dá iguá! A mi es que me tira má er Sevilla sabeh hija, pero miarma tengo dos hijoh der Beti y dos der Sevilla, así que tampoco puedo... tu sabeh. Lo que pasa que mi mario era der Sevilla... – la muchacha le sonrió, mientras el autobús seguía su curso.
- No puede usted decantarse de un lado o de otro ¿no?, ¿tiene que equilibrar la situación?
- ¡Eso é!, pa que no se enfade nadie hija... ¿tú no ereh daquí no?
- Yo no. Estoy estudiando aquí, pero cuando termine los exámenes vuelvo a mi ciudad. Soy de Salamanca.
- Ya lo desía yo... ‘que bien habla esta shiquilla, tiene que sé de por ahí’ – le sonrió la señora. La muchacha contemplaba los ojos de la señora, que desvelaban los setenta y pico años debía tener, aunque rebosaba vida.
- Estoy estudiando aquí con una beca.
- Aro. Mira que bien. Y vuerve pa Navidá a tu casa ¿no?, como er del anuncio der turrón – la muchacha sonrió.
- Claro.
- Eso e mu típico de la Navidá. Er turrón y los mantecaoh. Yo ya he comprao mantecaoh, porque mi nieta se va de viaje y está vendiendo. Loh der Patriarca. Estan mu bueno, pero yo no me loh como tó, que ademá tengo asuca... y ya mihmo está aquí la Noshebuena, y ¡noh pegamoh un lote de comé!... pero bueno, pa eso e Navidá, que ya mihmo hay que cogé la pandereta y cantá villansicoh. Y luego lah uva... y cuando te venga dá cuenta loh Reyeh. Menoh má que yo ya he comprao los regaloh – el autobús avanzaba de parada en parada y se acercaba al destino de la muchacha.
- La siguiente es la mía.
- Po mu bien. Oye estoy dándole vuerta... ¿tú como sabíah lo de loh muñecoh der Cortinglé?
- Porque en Salamanca también había un Corteinglés – le sonrió cariñosamente la muchacha.
- Yo ehque no he estao nunca en Salamanca hija. Con loh viejoh fui a Galisia, con lo del Inserso, pero a Salamanca no he io toavía. Pa que vea que la Navidá llega a tó laoh – la muchacha se levantó y solicitó la parada.
- Bueno señora, encantada. Yo me bajo aquí. Que lo pase usted muy bien en las Navidades y no coma muchos mantecados.
- A mí me guhtan musho loh mojonsito de perro, pero er turrón me vuerve loca. Bueno hija, que paseh unah felise fiehtah – le sonrió amablemente la señora. La muchacha se quedó mirándola y le ofreció una amplía sonrisa.
- Igualmente. Adiós – dijo mientras se abrían las puertas del autobús.
- Adioh miarma – se despidió la señora alzando la mano.
- Buenoh díah, o buenah tardeh ya – escuchó a su lado la de las bolsas, que aún no se había vuelto de despedir a la muchacha, cuando el sitio lo ocupó una señora de avanzada edad que se había subido en la misma parada en la que la joven se había apeado. La nueva inquilina del asiento venía cargada de paquetes y... bolsas.
- Buenah tardeh... loh regaloh pa loh Reyeh ¿no?
- Digo. Vengo molía... pero con lo que me guhta a mi regalá - la señora que había conocido a la muchacha le sonrió con sorpresa.
- ¡Y a mí!
La Navidad está cerca... ¿o ya ha llegado? Siempre he dicho que cuando aparece “Last Christmas” de Wham! en la radio o “En la Puerta del Sol” de Mecano, la Navidad ya ha llegado... ¿qué más cosas forman la Navidad?, ¿cuáles son los elementos y detalles que la completan?, ¿os gusta la Navidad?, ¿Reyes Magos o Papa Noel?, ¿árbol o Belén?, ¿lotería o participación?, ¿”Last Christmas” o “En la Puerta del Sol”?, ¿SMS o crismas?, ¿turrones o mantecados? ...como siempre os ofrezco una buena jarra de agua fresca... y en esta ocasión hay que bajar los turrones o los mantecados.
14 comentarios:
Impresionante y auténtico relato. Me he reído en un par de veces, con algunos que otros puntos que sin duda con reales como la vida misma, no hay nada más que montarse en un tusam para vivirlo. En fin, en cuanto a la Navidad creo que tiene sus cosas buenas y malas. Las malas, la jartá de regalos y de gente que hay para realizar las comprometidas compras. Lo bueno, la gente que mantiene el espíritu navideño, las reuniones de amigos que sólo pueden verse una vez al año, o por supuesto las familiares... en donde en algunos casos vuelven a casa por navidad algún que otro miembro que está lejos por distintos motivos. Yo soy más de azahar, torrijas, rebujito... para que os voy a engañar.
Magnífico como siempre Aguaó. Un fuerte abrazo.
Servidor con la Navidad es más clásico que la "marimorena", y pongo nacimiento, no belen. Lo pongo el día de mi Virgen, el 18 de diciembre, Santa María de la O.
Pero el Niño no lo pongo hasta las doce de la noche de la misma nochebuena, para con un par de copitas, o más, cantarle unos cuantos de villancicos con los míos.
¿papanoé? ....¿esoqueloqueé?
Lindo relato, amigo, no hay nada como TUSSAM para cogerle el pulso a la ciudad.
Un abrazo.
Y que,es decir que no se puede decir mas.Para cogerle el pulso a la ciudad tambien el medico del seguro.Saludos
Te pasa como a mí, que voy pendiente de todo y mentalmente pienso: Esto lo tengo que escribir en el blog...
Fantástico relato, me he hartado de reir. Hay gente que le apasiona mantener conversaciones con desconocidos, y como bien dice Bogar, Tussam y el Seguro es de lo más productivo.
En cuanto a la Navidad, sencillamente no la soporto, salvo por la anual cena de amigos y la de primos (ojo, todos los primos hermanos de servidora), donde lo paso de miedo.
Lo que ocurre es que con niños es distinto.
El día 8 llega oficialmente a mi casa con la colocación del árbol.
El relato es genial.
El comentario de lacava me ha recodado lo que se hacia en casa cuando era pequeña...
Muchas gracias amigo Híspalis. La verdad es que la Navidad me gusta, me encanta hacer regalos y el ambiente que se respira en la ciudad en estos días.
Amigo Lacava, ha sido un detalle que se me ha pasado: nacimiento en lugar de Belén. Cuando yo era más pequeño, siempre movía a los Reyes un poquito cadad día, hasta que llegaban el 6 de enero.
Otro sitio idóneo para el encuentro amigo Bogar.
Aunque podía haber ocurrido perfectamente, ha salido de mi cabeza querida Dama, aunque estoy completamente seguro que puede suceder cualquier día. A mi me encanta ver la cara de mis padres, mi hermana y mis primillos abriendo un regalo.
Muchas gracias amiga Glauca.
Un abrazo a todos.
Para variar Aguaó te has salido. Eres un crack, pero eso ya lo sabes.
Yo desde luego prefiero el verano. La Navidad es una época que me pone triste. Aunque este año ya no tengo motivos, jejeje.
Te escribo desde el empacho de una infusión de regaliz con alfajores de Medina Sidonia de un convento agustino... Lo que es turrón, turrón, se lleva mascando en mi casa desde octubre... Tortas de aceite de mantecados Moreno desde septiembre... Los primeros mantecados los traje de Estepa regalo de la Estepeña y Moreno. Los siguientes de Rute... y para colmo el cargamento de este fin de semana llegado desde Medina. En fín, como veis gran despliegue gartronómico y dulcero el de mi casa. Respecto a adornos me gusta poner las cosas sencillas y finas, nada del cateto espumillon inundante de cornisas y muebles... Me gusta poner el árbol y el Belén, siempre dando más importancia al Nacimiento, claro... Respecto a las felicitaciones: tanto sms como correo convencional... Y la flor de pascua... también.
Perfecto, todos tenemos la imagen perfecta en la mente gracias a tu descripción. ¿La Navidad? Para mí hasta hace unos años era trabajo, mucho trabajo (el comercio, se sabe); ahora es descanso, mucho descanso (los maestros, se sabe) y combino el descanso con la ilusión de mi chiqui de 3 añitos
Pues nunca he sido yo muy navideño; y siempre decía: "lo mejor de la Navidad es cuando entra el negro, Baltasar, se entiende".
Como con casi todo en la vida, mi postura se ha ido suavizando. Ahora procuro disfrutar de lo positivo de esta Fiesta. Un cambio en mi situación personal y familiar tiene buena "culpa" de esto.
Para mí, lo más bonito de la Navidad es mi vecina, la calle navideña por excelencia: la calle José Gestoso.
Mi señora se ríe con eso, porque siempre estoy dándole la tabarra con esa calle, contándole las mil y una maravillas que para mí encierra. Pero en fín, eso son detalles personales...
De cualquier forma, el hecho de que mi postura se haya relativizado, no es óbice para que sienta un cosquilleo especial cuando veo en la fachada de mi Capilla la convocatoria de El Gran Poder...
Un abrazo.
Fdo.- Orfila.
Muy buena tu entrada!, a mí personalmente siempre me gustan más los prolegómenos que las fiestas en sí; engalanar la casa, ir a las zambombas, ir a ver el alumbrado y los belenes al centro...es todo un ritual cada año, vaya. Desde luego si todos guardamos un poco del niño que llevamos aún dentro son unas fiestas ilusionantes!
Un Saludo
Muchísimas gracias Cabezota. Es curioso que me digas tú que soy un crack, cuando a la hora de mover el balón escrito, vuesa merced es mejor que yo.
De chico ponía el árbol, pero ahora solo Belén... o Nacimiento. Por cierto, gran cargamento amigo Raúl.
La ilusión de un niñ@ es siempre especial amigo Finidiblanco.
La calle José Gestoso es increíble en Navidad amigo Orfila. Razón no te falta...
Los prolegómenos son increíbles amigo Andrés. Es algo especial.
Un abrazo.
A mí si me gusta la Navidad.
Yo soy de nacimiento y de Reyes Magos, de mojones de perro y de mantecados, de turrón del blando y de chocolate Suchard y de Zalamea del seco.
Se me han adelantado, pero iba a nombrar a la calle José Gestoso, eso sí que es una calle con arte, de rancio abolengo navideño... a ver cuando Pichardo sale de Rey Mago y no los enchufaos que salen ultimamente a cambio de soltar los correspondientes euros.
Y una tradición que nunca pierdo en Navidad es ver ¡Qué bello es vivir!... al final se me caen unos lagrimones como fundas de guitarra; y eso que la he visto cienes de veces.
Amiguísimo Aguaó:
Emotiva es la ilusión con que nuestros mayores nos siguen regalando por reyes, porque para ellos seguimos siendo sus niños chicos.
1BESO.
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