lunes, 23 de junio de 2008

El Duelo (I)

Desenvainé la espada. Siseó al lamer el borde. Embozado esperaba la llegada de mi objetivo. Un cruce de caminos olvidado. Los matorrales y aquellos árboles servían en bandeja una emboscada. Miré mi abdomen. Las vendas que lo envolvían estaban teñidas de carmín. Maldije en mi interior. Pardiez, voto a tal que ha sido mala suerte. La sangre seguía fluyendo a través de aquella nueva herida. Miré al cielo para comprobar que el alba se abría entre jirones de malva. No hacía frio. Molestaba la capa. Palpé la vicaína con la siniestra. Podría cogerla rápidamente. Había tenido una idea, decidí quitarme la capa. De poco serviría. La doblé y la situé frente al árbol, en el centro del casi desaparecido camino. Me situé tras aquellos altos matorrales y esperé espada en mano.

Recordaba el encontronazo de aquella noche. Imprudencia tal vez. Perdida de la recortada, dos estocadas y cuatro regueros de sangre. Triana, su arrabal y las afueras. Dos sombras me rodearon pero no era esa la misión. Aún no había cobrado y las monedas no las tenía encima, pero ellos no sabían eso. Uno adelante y otro atrás. La recortada le afiló al de la retaguardia los dientes, pero el otro me asestó una pasada de acero por el abdomen. Superficial, pero jodida estocada. Vicaína en mano retraso mis pasos mientras la toledana choca en dos ocasiones con mi cazoleta. Vuelta y al suelo. Blasfemia del hirsuto asaltante. Retortijón abdominal que me recorre de dolor hasta el pecho mientras la sangre aparece bajo mi camisa. Dos pasos al frente mientras el hijodalgo se defiende ahora. El encuentro es más corto de lo esperado. Amago con la vizcaína y tres palmos de acero se hunden en el costado izquierdo del presunto ladrón. La segunda estocada de la noche es mortal. Se escuchan pasos. Alguien ha escuchado el jaleo. Era hora de desaparecer. Y así fue. Miré el aparatoso vendaje que aguantaba aquella herida. No era profunda, pero lo suficiente para proporcionar un dolor indescriptible que sube y baja sin parar. Ya lo tenía en cuenta. Acabaría con este asunto con aquel maldito dolor. Me pasé la diestra por la cara acariciándome la barba. Pronto llegaría el duelo. Sin recortada y herido, pero sabía que debía ser así. Morir o sobrevivir en aquel cruce de caminos más allá de Triana. Entre el Monasterio de San Jerónimo de Buenavista y el de Las Cuevas de la Cartuja.


Ilustración sacada y modificada del libro "Limpieza de Sangre" de Arturo Pérez-Reverte


Cascos en el camino. Se acercaba una montura. Se acercaba la hora. ¿Saltar sobre él?, quizás no fuera un caballero de la Orden de Santiago, pero no actuaría sin dar oportunidad al oponente. Olía el amanecer a sangre y acero. El caballero dio el alto al ver mi capa. Miró a un lado y a otro. Quizás sospechó algo, pero el alba y la tranquilidad le llenaron de confianza y se apeó del caballo. Al acercarse a la capa y dejar su montura atrás, me deslicé entre los arbustos y azoté los cuartos del caballo, que relinchó y emprendió una huida. La reacción del caballero fue un todo, salto y preparación con la toledana en mano. Vestía como debía. Jubón nuevo y sombrero reluciente. Bigote ancho y recortado con precisión ocultaba el gesto de su boca. Caminé hacia el centro del camino situándome frente a él. Levanté la cabeza y lo miré fijamente. Sus ojos chispeaban. No había miedo. Silencio. Ninguno habló. Sabíamos lo que había. Relajó su mirada al comprobar mi abdomen ensangrentado y la camisa teñida de rojo carmín. Pero entonces me miró y yo sonreí. Me dolía a horrores pero lancé tres pasos al frente mientras él se revolvía rápidamente. Primera estocada al aire y media vuelta del caballero que me lanzó dos palmos de acero que pude frenar con mi toledana. Agarré la vizcaína mientras daba un paso atrás y él desenvainó su daga. Nuevo paso al frente. Amago con la diestra, me esquiva y su costado se encuentra con mi vizcaína. Nuestras miradas se cruzan y compruebo que hay miedo en sus ojos, mientras su cuerpo se gira y cae de lado, arrastrándose hacia atrás. Los dos jadeamos.


Ilustración sacada y modificada del libro "El Capitán Alatriste" de Arturo y Carlota Pérez-Reverte


No hay nada claro. Mi abdomen me duele a horrores y me resta soltura. Él se pone en pie mientras se agarra su costado derecho. No ha sido una herida mortal. Aún queda duelo. La segunda parte del duelo...

21 comentarios:

el aguaó dijo...

Os doy las gracias, de todo corazón, a todos aquellos que me habéis apoyado y animado en esta recta final.

No salió mal la cosa. Ahora queda la segunda parte... veremos como sale. Pero ya no hay que estudiar. Y de nuevo estoy aqui.

Un fuerte abrazo a todos.

La gata Roma dijo...

Me alegro de tu vuelta y de que no saliera del todo mal. Por cierto, algún día te enseñaré una ilustración de Limpieza de sangre que me envió el amigo Arturo, hace bastantes años ya.
kisses

Anónimo dijo...

Por fin volvemos a beber tu bendita agua, ahora a estar tranquilo porque aprobado estas seguro, quien osaría a suspender a un genio como tú .
Gracias por volver.

Anónimo dijo...

El comentario anterior es mio eh,he tenido un lapsus al no poner mi nombre.Que nadie intente usurparmelo jajaja

El Caliz de la Canina dijo...

Enhorabuena Aguaó, el que la lleva la entiende ......

Menos mal que estas ya por aquí,necesitabamos agua para este bendito calor ........

Ahora te queda la segunda parte ......

Espero que sea mejor que la primera ......

Como una canción de Queen DOING ALL RIGHT .....

Un abrazo y palante como los de Alicante .....

La Canina seguuirá cavilando .....

Canónigo Alberico dijo...

bienvenido compañero, en tu ausencia hicimos un ensayo en el rinconcillo y salió bien, se te echaba de menos, un abrazo

Moe de Triana dijo...

Un placer darte de nuevo la bienvenida miarma, se te echaba de menos por los interneles.

¡Un saludasso!

Er Tato dijo...

Bienvenido de nuevo, querido aguaó. Que sepas que hemos sido buenos en tu ausencia.

Por cierto, tienes un regalito envenenado por la taberna...


Un fuerte abrazo y cuídate artista

Paços de Audiência dijo...

Eres más redicho que Carmen Porter.

Digamos que por ahora la cosa no va mal. Habrá que ver la segunda parte de tu duelo particular con la Consejería de Educación.

Enhorabuena por lo conseguido por ahora. Queda rematar la faena con una buena estocada.

Muchísima suerte. Espero con avidez la segunda parte del Duelo.

Antonio dijo...

Yo también estoy viendo a los espadachines (eso sí, escondido tras los ramajos y bien calladito: no quiero que la tomen conmigo).
Los dibujos y el fondo negro, acertados complementos para una tragedia que se siente muy cerca (desde aquí casi se oyen los jadeos de los luchadores).
Espero el desenlace.
Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

Un abrazo...

Juan Duque Oliva dijo...

Menos mal que hs venido no veas la sed que tenía.

Mucha energía para lo que viene, ahora soy yo el que está un poco liado, me estoy mudando pero asomaré la cabeza cuanto pueda.

Me ha encantado como lo has contado, eres genial.

Antonio dijo...

Lo que te queda es un duelo de uno contra cinco. Tendrás cerca el río que te traerá aires de Sanlucar, y eso agiliza el habla y endulza el ambiente cuando hay que descabellar. Tráete el botín. O pasales la dirección del blog ... los dejarás sin habla.

El que escribe también peleó como pudo el domingo y ahora al sur del sur también tendré mi duelo. Salir vivo. Ese es mi objetivo.

Saludos
Antonio

nefer dijo...

No bajes la guardia, pero te anticipo que él se rendirá y recordareis este duelo con cariño y admiracion mutua.

1BESO.

Diego Romero dijo...

Ahora viene el descanso del guerrero. A orillas del Guadalquivir tienes un sitio durante las frescas noches donde curar tus heridas.
Bienvenido.

María_azahar dijo...

[...]Ansí en la Boca del Asna / este real sentado había /
a la vista del infante, / el cual ya se apercebía,/
confiando en la gran victoria / que de ellos Dios le daría,/
sus gentes bien ordenadas; / de San Juan era aquel día /
cuando se dió la batalla / de los nuestros tan herida,/
que por ciento y veinte muertos / quince mil moros había./
Después de aquesta batalla /fue la villa combatida /
con lombardas y pertrechos / y con una gran bastida /
conque le ganan las torres / de donde era defendida. /
Después dieron el castillo / los moros a pleitesía,/
que libres con sus haciendas / el infante los pornía /
en la villa de Archidona, / lo cual todo se cumplía; /
y ansí se ganó Antequera / a loor de Santa María."

"Romance de Antequera" (fragmento).

Enhorabuena y bienvenido.

Anónimo dijo...

Me alegro de volver a verte por aquí y espero que tu primer duelo te haya salido bien.
Si es así, seguro qu el segundo te sale mejor, al menos eso es lo que te deseo.

Saludos

Herodes Antipas dijo...

Me alegro de que andes entre nosotros otra vez, y sobre todo de que la cosa no te saliera del todo mal (yo estoy seguro de que te habrá salido del ca...). La segunda parte, te va a salir igual de bien, ya lo verás... Ya te echaba yo de menos, tio...
Me voy de vacas... Nos vemos a la vuelta. A ver si tienes buenas noticias que darnos...
Un fuerte abrazo.

Enrique Henares dijo...

Gran noticia tu vuelta.

Mantennos informados.

el aguaó dijo...

¿Una ilustración directa de Arturo? Querida Gata, eso lo tengo que ver.

Querido Capitán Planeta, tus palabras son un honor para mí, pero la exageración es algo que te puede.

Veremos como sale querido Cáliz.

Amigo Canónigo, el famoso ensayo llegó a mis oídos y pude verlo en tu magnífico blog y en el del compañero poeta. Cuando queráis...

Muchas gracias amigo Moe, ahora tengo que ponerme al dia en muchas cosas, es lo que tiene dejarlo todo para después del 22.

Ya he tomado cuenta del regalito envenenado querido Tato.

La segunda parte será ya en julio amigo Cabezota, cuando ya sepa la nota. Sólo entonces aparecerá la segunda parte del duelo y yo con una estocada de más... o de menos.

Muchísimas gracias por tus palabras querido Antonio y bienvenido a este humilde rincón donde se sirve agua para calmar la sed. Estás en tu casa.

Un fortísimo abrazo querida Glauca.

Amigo Luz de gas, gracias por asomarte por aquí. Si necesitas algo... ya sabes dónde estoy.

Amigo Antonio, desconocía que vos estuviese también en lances de madrugada y duelos al alba. Espero que hayan salido como deben salir.

No hay que bajar la guardia amigo Nefer, pues un despiste puede costar el pellejo.

Te haré caso y me pasearé por allí por donde me recomiendas amigo Lacava.

Grandísima bienvenida querida Charo. Gracias por el regalo.

Veremos como sale querida Sevillana. Y queda menos.

Querido Herodes: disfruta, descansa, goza, relájate, diviértete, duerme, vive... pásalo en grande amigo.

Lo haré querido Pregonero.

Un fuerte abrazo a todos y gracias por vuestras palabras.

Anónimo dijo...

Voto a bríos!!

Bueno, herido pero no derrotado. Suerte con la segunda parte del duelo.