La esperanza de una victoria nubla la visión. Se escucha el jadeo en el silencio del alba. Los pájaros comienzan a trenzar la melodía de fondo. Nuestras miradas se cruzan. Los dos sangramos. Jadeamos. Entonces avanzo dos pasos y retraso la espada atacando con la vizcaína, mientras que mi contrario se revuelve con una agilidad incuestionable y se deshace de su daga al clavarla en mi pierna. El grito rompe la calma. Los pájaros enmudecen y remontan el vuelo. Retraso mis pasos y me apoyo en un árbol cercano, pero mi adversario no iba a darme tregua en el último momento. Me saqué la daga del muslo izquierdo y giré sobre mi mismo defendiéndome con la espada. Dos palmos de acero me silbaron junto a mi rostro. La cosa se ponía fea. Muy fea. Los lances eran rápidos. ¡Maldito trabajo!. La mente corre más de lo esperado. Ahora cojeo y sólo me queda intentar una última estocada. Si funciona, hay posibilidades de concluir lo pactado. Si falla, quizás el alba de esta mañana teñida de sangre sea lo último que contemple. Con la espada en una mano y la vizcaína en otra me desplazo lateralmente observando los movimientos pausados de mi enemigo. Han cambiado las tornas. Inesperadamente. Súbitamente. Él sigue sangrando por el costado, y el movimiento final parece que lo ha agotado más de lo pensaba. Siento como la sangre se desliza por mi pierna izquierda. La punzada es horrorosa. Un último esfuerzo. Una última estocada. Debe ser certera. Lo más certera posible. Mortal. Pasan segundos, pero el tiempo parece que se detiene. Nos miramos. Fijamente. La tensión se palpa. Un instante antes de lanzarnos el uno contra otro. Se siente. Se sabe. Se ve. El sudor acaricia mi rostro lentamente. Todo será. Todo acabará.
Como si de un resorte se tratara, se tensan aún más los músculos y una nueva coreografía se desarrolla rápidamente. Levanto la vizcaína pero meto mi vieja cazoleta al abdomen, me giro sobre mi pierna herida para dejarme caer con la derecha, pero él se desliza con soltura. Estocada al aire y media vuelta. Me hiere la mano y pierdo la vizcaína. Ahora ataca sin darme respiro. Parece no sentir dolor. Retraso mis pasos e intento un último golpe. Demasiado desesperado. Un corte en su pierna. Mi izquierda queda adelantada pero desprotejo mi flanco derecho. El costado es todo suyo. Y ahí. En ese momento, sientes que todo se acaba. Y cómo el acero penetra la carne. Y el dolor. Un intenso dolor. La boca sabe a sangre. Y a hierro. Una blasfemia al aire. Todo da vueltas. Unos segundos. Tan sólo unos segundos eternos. Demasiadas heridas. No hay rendición. Aprieto los dientes mientras mi contrario jadea y se lleva la mano al costado. Su herida está abierta, pero sobrevivirá. Sin bajar mi espada, siento como la sangre gotea en mis botas. Los dos flancos heridos. Pardiez, que de esta no salgo. Sigo con la espada en alto. No hay rendición. Segundos que parecen horas. Todo da vueltas. La pierna izquierda me falla. El sudor me recorre mi rostro. Todo se nubla. Mi adversario no se mueve, pero recupera el aliento. Siento que me falta el aire. Y las piernas empiezan a derrumbarse. No bajo mi espada. Mi cuerpo empieza a desplazarse hacia atrás. Todo se vuelve borroso. Nada está definido. Cuatro pasos atrás. Me caigo. Me siento caer. Estoy cayendo al vacío. Ya no veo a mi adversario. No veo a mi enemigo. Agua. Tengo sed. La boca me sabe... me sabe a hierro y sangre. Y entonces caigo. Sed. Hierro. Sangre. Ya no siento nada. In Ictu Oculi. Un golpe más y la cabeza estalla en mil estrellas fugaces. Oscuridad.
EPÍLOGO
Cuando desperté estaba en el Monasterio de San Jerónimo de Buenavista. Volvía a sentir dolor. Cualquier movimiento me asestaba una punzada en todo mi cuerpo. Un monje me dijo que no me moviera. Tenía un aparatoso vendaje en el costado. Me llevé la mano a él y lo palpé. Húmedo.
- Tenéis suerte de seguir con vida soldado – me miró con el gesto serio – si no hubiera sido por fray Miguel, aquel caballero te hubiera mandado con Dios, si ese es vuestro camino o hundido en la profundidad de los infiernos. Os vio caer y golpearos la cabeza contra el árbol del camino.
- Y... qué hay del caballero...
- Fray Miguel dice que cogió sus cosas y marchó al Monasterio de la Cartuja de las Cuevas. También dijo que se pondría bien. Al parecer, es vuestro adversario un famoso caballero, aunque digno de ser comparado con el mismísimo Belcebú, según cuentan algunos que han visto cómo despachaba a sus contrarios. Sois afortunados de seguir vivo. A voacé le ha salvado su juventud. Dios le ha dado otra oportunidad hijo.
- Quizás sea eso padre... Gracias – el monje me sonrió y se marchó de la celda. Así que otra oportunidad. Me palpé la pierna vendada. Demasiadas estocadas. Otra oportunidad... aquel famoso caballero volvería dentro de dos años. Y entonces tendría otra oportunidad para devolverle las estocadas. Dos años y de nuevo nos veríamos las caras. O no...
20 comentarios:
Vaya, el encargo de don Miguel de Mañara, curioso…
Por lo demás, tal vez sea mejor así, tal vez no debía ser ahora, quizás te espera una empresa mejor, o simplemente en dos años habrás ganado en maestría; aún no podemos saberlo.
Se suele aprender más de las estocadas que se reciben que de las que se evitan; y bueno, habrá mas duelos, tú lo sabes.
Kisses
madre mia aguaó vaya peaso de entrada, grande y majestuaosa como tu.
Tranquilo por lo de las oposiciones que ellos se lo pierden, ya tendras tu oportunidad de decirles:!!Mirad que pedazo de maestro suspendisteis hace dos años!! y se echaran las manos a la cabeza.
Tu, yo y todos sabemos de tú valía por mucho que digan los resultados de la prueba.
Un abrazo aguaó y palante como los de alicante
Uno que está en ese gremio y que lleva varias oposiciones a su espalda te dice que no te preocupes, que es solo cuestión de tiempo; yo he hecho 3 oposiciones, aprobando todos los exámenes que se me han puesto por delante y no tengo plaza.
Llegará tu oportunidad, no te preocupes
La velocidad de la acción está muy bien transmitida con el uso de frases cortas. Las impresiones tiene que ser rápidas pues las va narrando en el presente de la lucha el protagonista.
Muy bueno, Aguaó.
PD.: esta manera de seleccionar profes no es la más adecuada. De esta forma no se demuestra la valía de cada persona. Ya sabemos que cuenta mucho la serenidad con la que te enfrentas a la prueba escrita, porque puedes saber mucho y que los nervios te entorpezcan las manos.
Que la prueba oral valga 6 puntos es un pasote también. Y la manera de evaluar, no te digo.
Besos y muchos ánimos.
¡Joder, estoy sudando!
Un fuerte abrazo, querido aguaó
P.D.: ¿A que no le pasaste la URL de tu blog al tribunal? Si es que se te van las mejores...
Hasta que mis niños entren en la Secundaria tienes tiempo de aprobarla y es que no quiero para ellos otro profe que no seas tú. Así que ya sabes. Confía en ti mismo que con eso te saltas a piola cualquier tribunal, vamos que si te lo saltas.
Cuando te vea te voy a regalar una pértiga. Goza del verano. Haz locuras. Píntate el pelo de verde.
Un abrazo
Antonio
Y... hay quien dice que el tal adversario confabula con el demonio y le han visto en las madrugadas tremendas de las lindes del río bebiendo agua, con cinco cabezas, y diez piernas. Diez brazos de marinero de Palos armados hasta las trancas.
Pero dicen, tiene un punto débil...
Te leí ayer pero al escribir el comentario mi adsl dijo basta, hoy con nuevo ruter ya estoy aquí desde estos nuevos lares y recuperado de la batallita que viví contigo ayer.
No se si el paralelismo con tu otra vida significa que has perdido una batalla importante, si es así haz caso a lo que te decía tu madre, será una victoria para la próxima.
Gracias Aguaó por el trago se agradece más que nunca.
Por cada estocada una levantada. Si caes cien, levántate ciento una. ¡Ah! y para duelos el de la Virgen de Villaviciosa
Gracias a Dios eres joven y tus heridas curarán pronto y bien,y apenas te quedaran cicatrices. Y esto sólo te hará renacer con más fuerza y más experiencia para el próximo duelo, que seguro se resolverá a tu favor.
Un beso,
Maravilloso texto, Aguador, aunque el final sea triste.
Se ha perdido un duelo, pero no el combate. Soldado que sobrevive, sirve para otra batalla.
Un abrazo.
Amiguísimo AGUAÓ, yo sé y tú también lo sabes, que los hay en nómina que, o nunca se lo merecieron o hace años que dejaron de prestar servicio. Por suerte éstos se ven compensados con otros que, aun no estando en nómina, su deseo es levantarse cada mañana para poder transmitir y ayudar.
Lo más admirable de tí es que has buscado el encuentro. Los hay que llevan años huyendo de él, y en esta emboscada no han tenido más remedio que luchar. Pero, ¿es noble esa lucha?. No seré yo quien los juzgue, pero sí diré que la tuya SÍ lo ha sido.
Pd.: El hedor del tamiz de este año se olía a leguas y a tí no te favorecía amigo.
1BESO.
Una lástima que no haya podido ser Aguaó, pero no hay que desanimarse, la suerte corre un papel demasiado importante en esa batalla, y no hace falta decir que muchas veces no esta de nuestro lado la mu hijadelagranchina.
Dentro de dos añitos a liarla, y vamono que nos vamo.
Un saludasso amigo.
Un abrazo.
Que se pierda una batalla no significa que no se pueda ganar una guerra. Ánimo.
P.S. Buena entrada, Aguaó.
Me dio pena al leer tu entrada y comprobar que en este duelo fue tu adversario el que pudo más, aunque todo no esta perdido, los meses se pasan corriendo y cuando menos te lo esperes os vereis las caras de nuevo y seguro que saldrás victorioso. Espero entonces poder recordarte estas palabras de nuevo.
Muchos besitos
Para la próxima estaremos de nuevo todos juntos, a no ser que nuestro cuarto jinete desaparezca. En cualquier caso nos encontraremos mucho mejor preparados y entonces solo podrá salirnos bien. Has sido muy valiente y ese es tu gran triunfo. Durante este año he escuchado muchas veces la famosa frase "la valía de una persona se conoce por la fuerza que hace falta emplear para desalentarla". Te la regalo para que la tengas como comodín en estas ocasiones. Un abrazo compañero.
pues llego de vacaciones y me encuentro con el mal sabor de lo de las oposiciones... Levanta la mirada a tu adversario, recupera la vizcaina, y sigue luchando a diestro y siniestro. Sólo el tiempo y el Cisquero, lo pueden todo. Si no ha sido esta vez, lo será la próxima. Un fuerte abrazo.
Muchísimas gracias a todos. A cada uno de vosotros por apoyarme y animarme en este desdichado duelo. Gracias de todo corazón.
Un fortísimo abrazo de vuestro amigo Ramsés.
Pues si, lo habias puesto en tu blog,pero como este que te habla esta ultimamente mas palla que paca, me habia saltado la entrada, habia leido las anteriores y las posteriores y esta, no se porque se me había ido, pues nada pare, palante y una vez que se cura uno las estocas a seguir precticando esgrima.
Un abrazo
Publicar un comentario