La noticia la traspasó y le heló la sangre. No podía creérselo. Había vivido todo aquel tiempo en una espera eterna, sin compasión ni clemencia, siempre atada a la desidia y abandono de unas palabras que iluminaban el único camino que aún veía con algo de luz. El camino de la esperanza. Ahora sentía miedo. Quizás un miedo diferente al de una amenaza, pero muy parecido al que se siente cuando ya no sientes nada. Se desvanecía de un plumazo todo su esfuerzo y el desgaste sufrido. Se sentía sitiada por el destino y atrapada en una emboscada de sentimientos encontrados. La impotencia la tenía agarrada firmemente y no quería soltarla. Se despidió de sus amigos y llegó al coche en un corto camino sin sentido. Todo era diferente a como había soñado. Del amor al odio hay sólo un paso, y tal vez ella lo estaba comprobando, pues en lo más profundo de sus entrañas reverberaban manojos de emociones en erupción. Quería reaccionar ante aquel cerco de mentiras y falsas esperanzas. Ante aquel engaño.
“El ejército de Asiria con infantes, carros y jinetes los tuvieron cercados durante treinta y cuatro días, de modo que el agua se agotó en Betulia. Las cisternas quedaron vacías, y ni un solo día podían beber a satisfacción, ya que el agua estaba racionada. Los niños languidecían, las mujeres y los jóvenes desfallecían consumidos por la sed, y caían en las plazas de la ciudad y junto a las puertas. Estaban ya todos al límite de sus fuerzas” – La Biblia, Antiguo Testamento, Jdt 10,19
“El ejército de Asiria con infantes, carros y jinetes los tuvieron cercados durante treinta y cuatro días, de modo que el agua se agotó en Betulia. Las cisternas quedaron vacías, y ni un solo día podían beber a satisfacción, ya que el agua estaba racionada. Los niños languidecían, las mujeres y los jóvenes desfallecían consumidos por la sed, y caían en las plazas de la ciudad y junto a las puertas. Estaban ya todos al límite de sus fuerzas” – La Biblia, Antiguo Testamento, Jdt 10,19
Fotografía del gran Chema Madoz
No sabía exactamente qué sentía en su interior, pues una mezcla amarga de pena y dolor se dejaba perforar por la rabia y la impotencia. Se aferraba con fuerza al volante mientras las curvas de la carretera obligaban aminorar la velocidad. El impulso irrefrenable de su interior la hacía hundir sin piedad el pie en el acelerador. Sentir cómo su cuerpo se adaptaba al asiento con el empuje de la rapidez la calmaba, como si la celeridad le diera la solución. Su mirada se enturbió y poco a poco las imágenes se quebraron en un puzle de cristales rotos. Una punzada trepó desde su pecho hasta sus ojos. Varias convulsiones acudieron a su corazón sin previo aviso y su garganta se plegó sobre sí misma. No pudo más y rompió a llorar. No tenía ganas de nada más, sencillamente llorar y dejarse llevar por ese momento de angustia y rabia. No podía seguir conduciendo. Se apartó a un lado y aparcó su coche entre sollozos de impotencia. Fuera, la noche se convertía en un telón de fondo inundado de estrellas y luna. Aquella maldita luna que tanto le recordaba a él. Ahora más que nunca, se sentía sola. Una soledad tremendamente insultante. Los recuerdos, a veces, acuden sin ser llamados, y acuchillan el alma sin piedad. Aquellos momentos de cariño, de caricias encontradas, de miradas cómplices, de besos perdidos en noches iluminadas por el sol. No paraba de llorar y tampoco quería. Sintió que todo se derrumbaba a su alrededor y que se había quedado sin nada. La rendición sobrevoló su subconsciente, pero el olor putrefacto de la mentira hedía azotando el ambiente. Sintió que todo había sido una farsa. Sintió que había vivido en un engaño. Tenía la boca seca y pastosa y un sabor extraño. El sabor de la decepción y la desilusión. Y quizás de la rabia. El dolor y el odio se abrazaban en ese momento convirtiéndose en uno. Su mirada se endureció y las lágrimas cesaron de pronto. Sus músculos se tensaron y sintió que la ira se apoderaba de su ser. Tenía que hacer algo. Fue entonces cuando recordó la historia de Judit y el cuadro de Artemisia. Acudió a su cabeza de la misma forma que los recuerdos habían surgido del corazón.
“Sólo quedaron en la tienda Judit y Holofernes, que estaba tumbado en su lecho totalmente borracho. Judit había dicho a su criada que se quedara fuera de la alcoba y que esperara a que ella saliera como los demás días, pues saldría para hacer oración como había dicho a Bagoas. Salieron todos de la alcoba y no quedó en ella nadie, ni pequeño ni grande. [...] Avanzó hacia el poste que estaba a la cabecera de Holofernes, tomó su alfanje, se acercó a la cama, lo agarró por la cabellera y dijo:
- Fortaléceme en este momento Señor, Dios de Israel” – La Biblia, Antiguo Testamento, Jdt 13,15
“Sólo quedaron en la tienda Judit y Holofernes, que estaba tumbado en su lecho totalmente borracho. Judit había dicho a su criada que se quedara fuera de la alcoba y que esperara a que ella saliera como los demás días, pues saldría para hacer oración como había dicho a Bagoas. Salieron todos de la alcoba y no quedó en ella nadie, ni pequeño ni grande. [...] Avanzó hacia el poste que estaba a la cabecera de Holofernes, tomó su alfanje, se acercó a la cama, lo agarró por la cabellera y dijo:
- Fortaléceme en este momento Señor, Dios de Israel” – La Biblia, Antiguo Testamento, Jdt 13,15
Sus ojos vacuos, enrojecidos profundamente debido al llanto incontrolable, permanecían fijos. Sin dirección. En su cabeza aparecía la imagen que siguió a la narración bíblica. Se desarrollaba en el cuadro de Artemisia Gentileschi, que había incluido a su criada en la escena. El momento álgido se presentaba en una composición magnífica, donde la cabeza de Holofernes era la protagonista, creando un semicírculo de acción alrededor de ella y quedando brillantemente iluminada. Tenebrismo en estado puro. Con dos fuertes golpes, Judit hundió la espada en el cuello del ebrio general asirio, que se revuelve sin éxito mientras una maraña de brazos va y viene en un único movimiento de resistencia. La sangre salta por todas partes y emerge a borbotones del mutilado gaznate de Holofernes, que comienza a perder la mirada, mientras su brazo se destensa del cuello de la criada, cuyo semblante sigue firme y carente de piedad. La vida se desvanece en unos ojos perdidos y en un reguero carmesí que tiñe los almohadones blancos. Nada tiene que ver esta pintura con la plácida versión de Caravaggio, pintor al que Artemisia profesó una gran admiración. Gentileschi aborda el tema con una terrible crudeza, sin miedo alguno a plasmar los horrores de la decapitación e introduciendo novedades técnicas que sitúan el cuadro en una de las mejores representaciones barrocas.
Aunque la cabeza de Holofernes sea el foco central de la escena, Judit atrae la mirada del espectador. Es inevitable no pararse en ella. Sus fuertes brazos realizan la acción sin dudar un momento. El izquierdo agarra sin piedad alguna la cabeza del general asirio, mientras el derecho cercena con crueldad. Es inevitable no advertir la ira y rabia que encierra su rostro. Su ceño fruncido derrocha coraje, y una leve pincelada de repugnancia, casi imperceptible, asoma en su boca y sus ojos. Pero por encima de todos estos detalles, está su mirada. Esa mirada dura y carente de misericordia o clemencia. Esa mirada que no puede apartar de su víctima porque necesita ver cómo su ira y rabia contenida se desatan con fuerza.
Recordaba la historia de Judit y el cuadro de Gentileschi mientras en sus ojos no dejaba de sentir el calor del sofoco y la irritación del dolor. Sabía que detrás de aquel cuadro había una hipótesis. Sabía que Artemisia lo había pintado como deseo de venganza por la violación sufrida por su maestro, Agostino Tassi y la tortura del juicio posterior. Sabía que, tal vez... la había pintado a ella misma sin darse cuenta. Sorbió la nariz y se limpió el rastro que habían dejado sus lágrimas. Se sintió vacía. Más vacía que nunca. Y perdida en un mundo de engaños y mentiras, donde el sol jugaba a quemar a la luna. Alzó la vista y observó la claridad que desprendía la noche. Parecía como si nada hubiera ocurrido. Parecía como si nada hubiera pasado. Era como si el tiempo se hubiera replegado sobre sí mismo y nunca hubiera existido aquello que tanto anhelaba. Se acabó. Sencillamente se terminó. Se deshizo por el camino de la espera. Y ahora sentía pena y tristeza. Amargura y desilusión. Decepción y dolor. Rabia e ira. Demasiado para asimilar.
Gracias a mi amigo Canónigo por la luna
Arrancó lentamente el coche y se incorporó a la circulación en medio de un torbellino de sentimientos, emociones y sensaciones. Perdida en la confusión y un sinsentido que no merecía. Perdida en la mirada de Judit. Se imaginó dueña de esos brazos y esa espada. Dueña de ese momento. De esa posibilidad. Justo antes de la decapitación... ¿sería capaz?. Tal vez esa noche en la que Judit mató a Holofernes no había luna. Si fue así... sería porque estaba dentro de la tienda.
Para mi amiga Patri...
Para mi amiga Patri...
20 comentarios:
Seguro que si había luna, en esas noches suele estar, palabra de gata.
En un día de frío como el de hoy me ha sobrevenido el calor del que tal vez ha sido “el verano de las pinacotecas”, que se echan de menos…
Kisses
La venganza repone a veces justicias, pero nunca devuelve el pasado intacto.
Bellísima descripción del cuadro con la angustia del suspense de tu narración.
Besos.
Vaya manera de meternos en un cuadro y ponernos su alma delante.
Un abrazo.
Que decirte que tu no sepas ya...como escribir eso solo viendo llorar a la luna?me faltan las palabras, es que llegas al alma, asi que no quiero volverte a escuchar decirme que eres un "juntaletras" muchas gracias por estar ahi y ya sabes la mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta...
Te he dicho alguna vez que te quiero?...si verdad?. Me ha encantado lo sabes. "Nada graba tan fijamente en nuestra memoria alguna cosa como el deseo de olvidarla"...siempre pa´lante.
La Luna
Lo mas grande de todo es que estoy seguro de que lo mejor de esta entrada (y ya es decir) seguramente escape a la mayoría de nosotros.
No puedo mas que rendirme a sus pies, como siempre. Y a los pies de la luna, por supuesto.
Saludos y un fuerte abrazo, amigo.
No se que decirte amigo Aguaó, me has dejado impactado. La descripción del cuadro es magnífica, y genial como lo ambientas en esta história. Digno de admiración, de verdad. Para releerlo una y otra vez.
Gracias por estos ratos que nos haces pasar con tus lecturas.
Un abrazo amigo
Supongo que esta pintura te habrá traído recuerdos de Florencia y su magnífica Galería mi querida Gata. Y si la Luna estaba... quizás fuera dentro de la tienda.
Una vez ejecutada la venganza forma parte del pasado amiga Parsimonia. El problema viene cuando formar parte de esa manera significa manchar el recuerdo.
Gracias amigo Juan. Me alegro que te guste.
¡Ay mi querida Luna! Ya saben los mortales que me rodean que el sentimiento es recíproco. Es una pena que el sol no se haya dado cuenta que eres tan grande como Judit. "Nada graba tan fijamente en nuestra memoria alguna cosa como el deseo de olvidarla". Impresionante esta frase.
Mi General, a veces el lienzo muestra un tema y el autor esconde otro tras las líneas que convierten el color en forma. Quizás Artemisia se autorretratara después de todo. Muchísimas gracias mi querido Du.
Muchísimas gracias a ti amigo Edward. Tda obra de Arte puede tener relación con una historia personal, impersonal o literaria.
Un fuerte abrazo a todos.
A la luz de esa luna es cuando puede interpretarse lo que nos narras. Y hay que tener algo que muy pocos tenéis, una sensibilidad especial para aguantar los tirones y llegar hasta el final, al fondo del lienzo... vivos.
Un abrazo, poeta valiente
Antonio
Cuando te vea, y te conozca, venciendo el anonimato, no te daré ese abrazo que te debo, sino catorce, y muchos besos lunáticos.
Eres un artista.
El influjo de la luna es especialemnte creativo sobre ciertas personas, aquí tenemos un claro ejemplo.
Y tanto... Dama...
Antonio
Sólo tú eres capaz de hacer cosas así. Vuelves bello lo horrible.
Espero que la Luna siga deslumbrando cada noche con su brillo, sin dejarse eclipsar.
Besos para los dos.
Uffffffff...hago mías las palabras de mi luz de gas. Me quito el sombrero y, con la cabeza descubierta, te envío un fuerta abrazo, querido Ramsés.
Como el personaje real o no de tu relato logra hacer una desgarradora catarsis(espero tenga sentido lo que intento decirte),Artemisia es la venganza viceral,el cuadro traduce la angustia de quien desde afuera se rinde ante el dolor.,en mi caso me arrastró sin remedio quien lo evoca,seguro no había luna,solo oscuridad,vértigo,ira.....
Como si pasar un cuchillo,pudiera hacer desaparecer el dolor.
Como siempre ante estos relatos me quedo sin encontrar la mejor frase para tu post,en todo caso maravilloso como de costumbre.
Muchísimas gracias por tus palabras amigo Antonio. Llegar vivos al final del lienzo, en ocasiones, es muy difícil, pero luego consigues limpiarte las heridas y te das cuenta que, quizás, el poeta canalla esté poniendo los mimbres necesarios "que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde, no valga la pena".
Querida Dama, vuesa merced sabe que estoy deseando conocerla... y cobraré esa deuda que me debe y que tantas ganas tiene de pagar. La Luna tiene diversas formas de influir en cada uno de nosotros... como me dijo una amiga en una ocasión: la Luna mueve el agua del mundo.
Queridísima Iglesia de Auvers, estoy totalmente de acuerdo con tu deseo, que es también el mío, y espero que la Luna no se deje eclipsar. Y no lo hará... porque cuando llega la noche el sol se va, pero durante el día la Luna es capaz de seguir. "Vuelves bello lo horrible" esta frase es una de las cosas más bellas que me han dicho nunca. Muchísimas gracias.
No se descubra voacé ante mí don Juanma, que hace frío y soy yo el que muestra su rostro libre de sombreros para ponerme a sus pies.
Querida América, no sólo te has acercado... has sido más que certera. Tus palabras van muy encaminadas. "Como si pasar un cuchillo, pudiera hacer desaparecer el dolor", esta sensación la hemos tenido todo alguna vez.
Un fuerte abrazo a todos.
Mi querido, Ramssés; tienes un preciado don como persona amiga de tus amigos y como escritor, el ingenio de atraparnos en tu fluida narrativa, perfectamente conjugada por los rigores y tintes históricos que nos hacen sucumbir ante el encanto de una trama irresistible, que no sacia nuestra sed, hasta encontrar el punto final de tus increibles y bellas entradas. Amigo, Ramssés, "no se aprende del que más sabe, sino del que mejor enseña"...quédate con mi frase, porque refleja lo grande que eres. Te la regalo. FELICES PASCUAS, UN FUERTE ABRAZO.
Sentir y hacer sentir... eso es lo que tu haces querido amigo.
Hay veces que pienso que esta ciudad necesita conocer que tenemos a este poeta entre nosotros. Por que escribe poesía ...
Antonio
Maravilloso Aguaó, maravilloso.
Miedo me da el cuadro y miedo me da sentir el dolor de la injusticia del engaño.
1BESO.
Genial tu relato mi querido aguaó, me encantan estas historias que nos cuentas para mostrarnos, la historia y significado de algún gran cuadro.
Muchos besitos
Amigo Antonio, guardaré tu frase en mi memoria para utilizarla, y en mi corazón para recordarla. Gracias por tus hermosas palabras y también te deseo unas Felices Fiestas.
Querida Glauca, al final, sois vosotros los que os dejáis llevar para sentir. Y eso, es muy importante.
Amigo Antonio, morador del eterno Callejón, tus palabras son un auténtico honor para mí. Muchísimas gracias, de todo corazón, pero sin vosotros, nada de esto hubiera salido adelante. Y no es tópico, es evidencia.
El engaño y la mentira son a veces los detonantes del miedo amigo Nefer.
Muchísimas gracias querida Sevillana. Y palabras como las tuyas hacen que siga adelante y me motiven para continuar.
Un fortísimo abrazo a todos.
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