miércoles, 30 de enero de 2008

Moshe y Doménico

1917. La quería con locura. La amaba desde la primera vez que la vio. Tenía en su cabeza lo que quería pintar. Moshe Segal preparó el lienzo mientras en su cabeza recordaba el momento en el que la conoció. Rondaba el año 1909. Había estado pintando a su amiga Thea Brachman, que le servía como modelo cuando vivía en San Petersburgo, y por la que sentía algo especial, quizás un sentimiento más allá del que sienten los pintores con sus musas. Pero pronto se dio cuenta que, tal vez, esa sensación estaba distorsionada por instintos carnales. Instintos que no superaban lo puramente erótico, pues fue precisamente Thea la que le presentó al amor de su vida. Y sólo entonces, en ese preciso instante, sintió que una punzada le atravesaba el pecho. Sintió como una cortina de arena recorría su corazón. Más tarde, en su autobiografía, escribiría sobre aquel primer encuentro: “¡De repente me doy cuenta de que no es con Thea con quien debería estar sino con ella! Su silencio es el mío. Sus ojos son los míos. Es como si me conociera desde siempre, como si supiese todo de mi infancia, de mi presente, de mi porvenir; como si velase sobre mí y me comprendiera perfectamente, aunque la viera por primera vez. Sentí que ella era mi mujer”.


1958. Ya sabía que iba a participar. Estaba convencido. No era un festival cualquiera. Era San Remo. Sus escasos siete años de vida ya lo encumbraban como uno de los festivales más famosos de Italia. Aún así, Doménico tenía sus dudas. Sus amigos lo animaban, recordándole que no hacía tanto, tan solo cuatro años, que Frank Sinatra había quedado entusiasmado con su actuación. Fue en un homenaje que la RAI dedicó a la figura del cantante estadounidense. Doménico sonreía cada vez que se acordaba. Subió al escenario con su guitarra y comenzó a cantar. Le gustaba hacerlo en el dialecto italiano que dominaba, una mezcla entre el Siciliano y el Pugliese, aunque este detalle solía chocar a los que lo escuchaban. No fue el caso de Frank Sinatra, que acabó sorprendido por la innovación de Doménico y su ya inconfundible bigote. Se perdía por los recuerdos que asaltaban su memoria mientras caminaba por la Vía del Corso. Tenía que componer una canción.


1917. Su muñeca se movía sola. Su mano llevaba al lienzo lo que su cabeza le proyectaba. En el mundo exterior suenan los nervios de la tensión. Dentro de su cabeza, la estructura del cuadro. Dentro del estómago las mariposas de amor. La Revolución Rusa puede traer esperanza. Pronto acabará todo. Entra Bella. La contempla. Se sabe de memoria sus facciones, pero no se resiste a repasarlas una vez más, a dejarse llevar por el amor y su belleza. Le traía tortas caseras, unas veces, pescado frito, otras. Esta vez traía un vaso de leche hervida. Le besó y él se dejó besar. El pincel en su mano esperaba una reacción. Ella abrió la ventana para que entrara el azul del cielo y las flores. El amor había entrado mucho tiempo atrás. Nuevo beso. Bella sale del estudio. De nuevo al trabajo. Ya se perfilan las siluetas. La alegría lo envuelve. Rusia se estremece con los acontecimientos. No siempre es mala señal una Revolución. Sonríe. Hay una esperanza salvadora e igualitaria legalmente respecto a los judíos. Extiende el pincel en el lienzo. Las tonalidades rosáceas comienzan a dar vida. Sentía la necesidad de representar el detalle emocional y sentimental. Estaba exultante. Se sentía capaz de volar.


1958. El papel sobre la mesa mostraba el estado de su mente. Contemplar su superficie inmaculada lo desesperaba más aún. El sol entraba por la ventana. Se levantó y dio unas vueltas por el salón. ¿A quién quería engañar?, era un perfecto desconocido. Y qué si una vez sorprendió al gran Frank Sinatra. Tan solo tenía un pequeño círculo que lo apoyaba. Le gustaba componer y cantar, pero ahora era San Remo. Una vuelta más. Sabía que podía hacerlo, pero ese maldito papel blanco no hacía más que reírse de él. Y entonces, casi sin querer, posó la mirada en unas láminas olvidadas que tenía en el mueble. Se acercó, casi agradecido por aquella distracción. Las láminas le venían de perlas para olvidar la mofa que le sugería la blancura del papel. Las fué pasando. Eran reproducciones de obras artísticas. Alguien se las trajo hace poco, pero nunca las llegó a ver todas. Pinturas antiguas y contemporáneas. Fue pasándolas una a una, deteniéndose en todas aquellas que le llamaban la atención. Y entonces la vio. Dejó las demás sobre la mesa. Se sentó lentamente sin dejar de mirarla. El cuadro que se reproducía era hermoso. Bellísimo. Decía algo más de lo que se representaba. Casi se podía escuchar. Y sentir. Él lo sentía. Escuchaba aquella canción. Podía escucharla a través del cuadro que se reproducía en la lámina que sostenía en sus manos. La dejó en la mesa y cogió su pluma. Miró al papel con aire triunfal y comenzó a escribir mientras tarareaba.



1918. Los bolcheviques habían finalizado la guerra. Los judíos habían adquirido, por fin, los mismos derechos civiles que los rusos. Los primeros tiempos de la revolución estuvieron caracterizados por un ferviente optimismo. A Moshe Segal le deparaba ese año un puesto oficial: Comisario de Bellas Artes en Vitebsk. Pero eso sería en septiembre, ahora intentaba terminar un cuadro que comenzó en las postrimerías de 1917. Tan sólo quedaban algunos retoques. Lo contempló mientras preparaba las pinturas. Las dos figuras se perfilaban sin problemas. Su propio retrato en el centro de la composición, elegantemente vestido con un conjunto negro y camisa blanca de amplio cuello. Sonriente. Una radiante sonrisa. Con su mano izquierda sujetaba a Bella, que se elevaba y se sentía volar. Embadurnó su pincel de pintura para concluir aquel paseo. Un auténtico manifiesto de la felicidad hallada junto a su esposa. Era una alegría infinita y de una nueva visión, dominada por el poder de la fantasía y de la creatividad combinadas con el amor. En ese momento entró Bella en el estudio con unas tortas caseras, le besó y salió. Acababa de recibir el último empujón necesario para concluir la obra.


1958. De un tirón. Había concluido la letra de un plumazo. En unos minutos. Cogió la lámina entre sus manos y observó el cuadro allí representado. Era bellísimo. Irradiaba una sensación de felicidad y amor inconmensurables. Doménico estudió la técnica utilizada por su creador. Era un pintor tremendamente moderno, o al menos, su manera de pintar así le indicaban. Uso no realista de los colores, fragmentación de las formas y estilización de las figuras. Rozaba, sino palpaba de lleno, el Surrealismo. Estaba seguro que era una obra contemporánea. Incluso reciente. Hacía que lo mundano tuviera un aspecto milagroso. La pareja que ocupaba la composición era tremendamente feliz. Él sonreía mientras agarraba a su pareja con la mano izquierda, que volaba y se elevaba como si fuera una cometa, presa del amor. Doménico había escrito la canción que presentaría en el festival dejándose llevar por la música que emanaba de ese cuadro, sin embargo, no había visto su título. Le dio la vuelta y observó el nombre y la fecha escritas en el dorso... no se lo podía creer.


1918. Se limpiaba las manos mientras observaba cómo había quedado su obra. Bella entró en el estudio en ese mismo instante. Se acercó a su amado esposo y le besó, para luego contemplar el cuadro. Sonrió y le miró. Él le devolvió la sonrisa y volvió a deleitarse con el resultado de la pintura. El amor se sentía en cada rincón de la escena, pero sobre todo se dejaba sentir en los rostros de los enamorados. Él sonreía y ella volaba atrapada en una racha de amor. El vuelo. La capacidad de volar. O de sentirse volar. La representación iconográfica del sentimiento amoroso era para él el vuelo. El valor profundo del vuelo alude al poder inherente a lo sobrenatural, condición que es posible alcanzar mediante el amor, motor dinámico de la creación. Y tanto Moshe como Bella, estaban totalmente colmados de amor. Ella tenía los ojos húmedos. Estaba emocionada. Sonreía de felicidad. De amor. Él la besó.

1958. Tenía las manos heladas. El pulso acelerado. En el pecho no paraba de latirle el corazón. Le tocaba a él. Miró a su compañero, Johnny Dorelli, que le ayudaría en su actuación. Le sonrió. Iba a saltar al escenario de San Remo. Todo había ocurrido tan deprisa... Entonces prestó atención. Comenzaba la música. Era su turno. Se pasó dos dedos por su minúsculo y arreglado bigote. Se ajustó la chaqueta y la pajarita y cruzó el umbral que le dejaba ver al público. Seguía nervioso, pero ya todo ocurría rápidamente. Bajó las escaleras. Saludó al público, que aplaudía fervientemente, y se plantó frente al micrófono. Comenzó la música que tantas veces había escuchado y se dejó llevar.



1958. No sabía cómo, pero finalmente se había decidido verlo. Estaba muy cansado, pero allí estaba, en la siempre bella París, a la que él denominaba “mi segunda Vitebsk”, viendo el Festival de San Remo en uno de los pocos televisores que había. Gianni Agus y Fulvia Colombo eran los presentadores de esta edición. Estaban anunciando un nuevo cantautor. La canción se titulaba “Nel blu dipinto di blu”. Curioso título. Moshe comenzó a bostezar. Apareció el protagonista. Un tal Doménico Modugno. Un eterno bigote actuaba como pincelada de su cara. Comenzó la música y empezó a cantar. De pronto se dio cuenta de algo. Esa música... ¿a qué le recordaba?. De pronto la vio. Allí estaba. Era su desaparecida Bella. Sus ojos se le llenaron de lágrimas. Modugno rompía el ritmo. ¡¡Volare!!. Segal se dejó llevar por aquella música que le recordaba un paseo. Un delicioso paseo en Vitebsk. Y entonces recordó a su eterno amor. Y la vio volar. Y lloró.


1958. ¡¡Volare!! Doménico Modugno se dejaba llevar por la magia que él mismo había creado. Estaba volando con la canción. Abrió los brazos y la gente comenzó a aplaudir. Doménico se sentía feliz. Movía los brazos. Estaba embelesado. Embriagado de alegría. Y llegó al final. Menos tensión. Relajación. Todo ha pasado. Baja la cabeza y escucha el último toque de la orquesta. El éxito es inmediato. El público enloquece y se deshace en palmas. Un sonoro aplauso envuelve a Doménico que, exultante, sonríe y agradece la ovación.


Y entonces se le viene a la mente toda su inspiración. Una lámina. Un nombre. Una fecha.

El paseo
Marc Chagall,
1917-1918


Para María...

lunes, 28 de enero de 2008

Ágætis byrjun

“fueron luego llevados por el piélago durante mucho tiempo. A su alrededor surgía del miembro inmortal una blanca espuma y en medio de ella nació una doncella”

Teogonías - Hesíodo



El sofocante calor aplastaba el ánimo de los que teníamos que estar allí. Agobiados por la hora y el inminente comienzo del examen, nos mirábamos entre risas nerviosas. No faltaba mucho para que se repartieran las hojas. Para algunos el último examen, para otros tan sólo uno más en la lista de presentaciones pendientes. Reverberaban las ganas por concluir. Era el quinto año. Cinco años de carrera que podían cerrarse en ese momento. Tan solo dos horas después. De pronto silencio. Miradas encontradas. Sonrisas disimuladas que destilaban melancolía. Y ¿ahora qué?. No eran cinco años. Eran diecisiete años estudiando. El punto y final se podía poner dos horas después. Luego vendría el CAP, o tal vez un periodo de naufragio dubitativo, o trabajo aislado de lo que realmente ansiábamos en nuestro interior. Uno de nosotros propuso hacer algo. Una idea. Un esbozo. Apenas una semilla diminuta que se quedó suspendida en el aire. Preguntas y dudas que se interrumpían al aparecer el profesor en la esquina. Antes había que aprobar este examen.

Y se aprobó. Había llegado el final de la carrera, y como si fuera el pitido que anuncia el final de un partido de fútbol, la diáspora. Billete en mano, uno marchó a la ciudad eterna, Roma, donde probó suerte en menesteres histórico-artísticos. Con éxito. Parecía que la estancia en la ciudad del Coliseo iba a ser para mucho tiempo. Pero volvió antes de lo esperado. Para entonces, la semilla había germinado.

Surgió como un brote verde en una tierra yerma. Del entretenimiento para olvidar los nervios de un examen, se pasó al esbozo de un dibujo que pronto cogería forma. Cuando despedíamos a nuestro amigo en el aeropuerto, la vida de esta Asociación ya estaba concebida como idea. Aunque aún no lo sabíamos.

No hacía ni un año que habíamos acabado la carrera. Recuerdo que soplaba el aire de junio. Un aire fresco que anunciaba un verano extraño. Quizás no haría tanto calor como se esperaba. El Sol seguía en alto y cayendo con fuerza, pero la nueva brisa que aportaba Eolo templaba el ambiente. Habíamos quedado para ver una exposición. Los cuatro. Un hueco en nuestras vacías agendas de licenciados. Seis meses de la vuelta de Roma. CAP concluido. Descanso en el trabajo. Tierra de nadie. Carné de conducir. Y fue entonces cuando nos dimos cuenta. Teníamos algo. En aquel mar de dudas se levantaba espuma. ¿Oleaje?. Era algo mejor. Cualquier cambio en la calma muerta del horizonte era buena señal. Decidimos acercarnos para contemplar aquello que estaba tan cerca y que casi podíamos acariciar con la punta de los dedos.

El ocaso de un insólito verano acaecía en las postrimerías de agosto. Faltaba menos de un mes para que Perséfone marchara con su esposo y su madre Deméter comenzara el otoño. Fue entonces cuando surgió nuestro objetivo. Se disiparon las dudas. La claridad se hizo patente. La gestación de la idea comenzaba en ese mismo instante.

Todo lo demás vino rápidamente. Pasaron los días, fugaces, como estrellas de Bagdad. Y el horizonte se acercó a pasos agigantados. La espuma se hizo efervescencia. Claridad en el espejismo de la duda. Y de pronto llegó. Sonrisa en los labios. Nervios patentes en la excitación del rostro. Una carta. Un número. Una letra. Ya éramos Asociación Cultural de pleno derecho.

Recuerdos palpitantes en nuestra memoria como eco de aquella idea que surgió en los nervios previos a un examen. Gestación de un sueño que se hace realidad. Lo tocamos con la punta de los dedos. Y a la cabeza viene una hermosa doncella brotando de la espuma. El Nacimiento de Venus de Boticelli.

Y aquí estamos. Cargados de ilusión, sueños y proyectos, que esperamos se hagan realidad con vuestra ayuda.

La Asociación Cultural

Esto era lo que me ha mantendio ocupado las últimas semanas queridos amigos, un proyecto que se ha hecho realidad y del que os hago partícipe. Ahora, si queréis, servíos un buen trago de agua...

viernes, 25 de enero de 2008

Espero que vuelvas pronto...


Jarabe de Palo - Adiós

Se va nuestro amigo y nos deja sin sus visiones del mundo desde la Plaza de los Carros. Se marcha uno de los rosarios de Monte-Sión, el costalero de Los Servitas, el Azul y Plata de la CalleFeria. Nuestro amigo ha decidido cerrar el chiringuito y no vender más chicharrones. Aún así, como diría el maestro Sabina 'dejo la puerta de mi habitación abierta por si acaso se te ocurre regresar...'

Para Luis...

martes, 22 de enero de 2008

Secundarios Protagonistas: el Judas de El Rocío


Era noche cerrada. Por las calles aledañas sonaba el eco de la penumbra. Apenas un par de haces de luz iluminaban el lugar. Entonces se escucharon pasos. Racheos en el suelo que presagiaban lo que iba a ocurrir. Nervios. Excitación. Un río morado antecedía a la tensión. Y entonces sucedió todo. Las palabras del apóstol Lucas se convierten en profecía: “Aún estaba Él hablando y he aquí que llegó una turba, y el llamado Judas, uno de los doce, los precedía, el cual, acercándose a Jesús lo besó. Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?”. Al fondo un olivo. Getsemaní en el Barrio de Santiago. Izquierdo por delante. Llega a Su barrio Nuestro Padre Jesús de la Redención en el Beso de Judas.

Mercedes contemplaba la escena. Dudaba si se encontraba en la Plaza de la Calle Santiago o si el tiempo se había detenido, había dado la vuelta y le había llevado a esa noche de Pasión entre olivos. A esa noche donde el Señor había rezado para que Su Padre apartara de Él ese cáliz que lo había condenado. Y entonces se vió allí. Junto al Señor. Izquierdo por delante. Estalla de emoción el barrio. Pero Mercedes no está en la calle Santiago. Mercedes está escondida detrás de un olivo. Y es entonces cuando lo vé venir. Altiva su mirada. Amenazante. Se acerca descaradamente. Pausa. Miradas encontradas. Jesús abre los brazos en señal de resignación y Judas se sitúa a su lado, aupándose para besar al Hijo del Hombre. Algo se mueve en su cintura. Se deja ver una bolsa en cuyo interior se escucha el tañer de la amarga traición. A punto está de tocar Judas el rostro del Señor cuando la revirá en la plaza saca de su letargo a Mercedes.

De costero a costero. Júbilo en Santiago. Sobre los pies. Recogimiento del barrio. Izquierdo por delante. Estallido de palmas. Agrupación Musical. La emoción a flor de piel. Ya está en su casa el Señor de la Redención y su gente lo recibe en la calle. Mercedes contempla la belleza del momento. Nunca había visto la Semana Santa de Sevilla. Su amigo, Antonio el gitano, que decía era sevillano desde que llevaba un mes en la barriga de su madre, le había invitado a pasar la semana en la capital andaluza, y ella no lo dudó un instante. Y allí estaba. Frente al Señor de la Redención. Un nuevo paso al frente. ¡Qué bonito lo que estaba contemplando!. De pronto, sin comprender muy bien qué le estaba pasando, la marcha sonando y los costaleros acoplándose le pareció tremendamente hermoso, y le dio un vuelco el corazón. ¿Qué era aquello que sentía en su interior?. Un nudo en la garganta. Rompe de nuevo el izquierdo por delante. Dos lágrimas le caen por sus mejillas. No lo puede evitar. Se desbordan sus sentimientos. Un suspiro de recogimiento y emoción le sorprende, y su mirada se vuelve turbia. Ante el temor de ser descubierta por el bruto de su amigo y que éste le suelte una burla, se limpia corriendo su rostro para mirarle, y allí estaba Antonio, el gitano, con el rostro desencajado, la mirada arrasada por un mar de lágrimas y su pecho yendo y viniendo en convulsiones de sollozos sentidos. Totalmente emocionado, se limpiaba las lágrimas y los mocos con la manga de la camisa. Mercedes sonrió y volvió a perderse entre las ramas del olivo del Rocío, justo cuando la voz de Antonio Santiago se rompía y Judas besaba al Señor en el dintel de la puerta de la iglesia.



D. Antonio Castillo Lastrucci nos regaló otra virguería para los sentidos. Otra Obra de Arte. Otra composición genial. Inspirada en el maravilloso Beso de Judas que realizó el murciano Francisco Salzillo, aunque el primer proyecto fue modificado por el canónigo D. Eugenio Hernández Bastos, pues en el frontal del paso iban dos soldados romanos que precedían la escena de la Redención. Esta composición sí la ejecutó para el impresionante Misterio de la calle Orfila.


El 21 de mayo de 1957 se encargan las imágenes de Nuestro Padre Jesús de la Redención y Judas. El precio de ambas fue de 25.000 pesetas, dando a cuenta 4000. Se entregaron el 28 de marzo de 1958. El 21 de septiembre de ese mismo año fueron encargados los cinco apóstoles que conforman el Misterio.



La propia advocación del Señor ya alude a la figura del Iscariote: Nuestro Padre Jesús de la Redención en el Beso de Judas. En el Quinario del año 2000, ambas imágenes coronaban el Altar. Como el Pilatos de San Benito, acompaña al Señor en el frontal del paso... ¿el Judas del Rocío es un secundario protagonista?, ¿besa Judas a Jesús de la Redención cuando muere el Lunes Santo?, ¿acertó D. Eugenio Hernández Bastos al modificar el boceto de Castillo Lastrucci?, ¿es normal lo que le pasó a Mercedes?...ya mismo florece el azahar. Baja el agua fresca y clara... ¿queréis un trago?

viernes, 18 de enero de 2008

El Jovencito Frankenstein

- ¡Malditos sean sus ojos! - Frederick Frankenstein
- Llega usted tarde - Igor



Según FilmAffinity, la sinopsis es la siguiente:

"Frederick Frankenstein, un neurocirujano norteamericano, trata de escapar del estigma legado por su abuelo, quien creó años atrás una horrible criatura. Pero, cuando hereda el castillo de Frankenstein, comienza a crear su propio monstruo".

La Wikipedia realiza un análisis más exhaustivo:

"Frederick Frankenstein, de nombre completo Doctor Baron Frederick von Frankenstein, es un respetado conferenciante en una universidad de medicina estadounidense y está más o menos felizmente comprometido con Elisabeth, la cual se muestra inaccesible a todo contacto físico. Frankenstein se exaspera cada vez que alguien menciona el tema de su abuelo, el famoso científico loco, hasta el punto de insistir en que su nombre sea pronunciado Fronkonstín.

Tras una conferencia, un abogado se acerca al doctor para comunicarle que ha heredado la hacienda de su abuelo. Tras viajar a Transilvania, Frankenstein se encuentra con su nueva y atractiva auxiliar, Inga, junto con los sirvientes de la casa, Frau Blücher e Igor. Los tres ayudan a Frederick a encontrar los diarios privados de su abuelo e, inspirado por ellos, Frankenstein finalmente acepta su herencia y decide continuar con el trabajo reviviendo el cuerpo de un criminal ejecutado".


Su director, Mel Brooks, decidió rodarla en blanco y negro para que tuviera mayor relación con “Frankenstein”, la película rodada en 1931 y a la que parodia. Consiguió una auténtica comedia hilarante, cargada de momentos y situaciones divertidas, capaces de arrancar una sonrisa en el momento más inesperado. Bajo mi humilde punto de vista, Marty Feldman realiza un extraordinario papel, representando a Igor, que consigue convertirse en un protagonista de lujo junto a Gene Wilder, que es el doctor Frankenstein.

Título orginial: Young Frankenstein
Director: Mel Brooks
Productor: Michael Gruskoff
Guión: Mel Brooks, Gene Wilder
Fotografía: Gerald Hirschfeld
Música:
John Morris

Reparto:
Gene Wilder - Doctor Frederick Frankenstein
Marty Feldman - Igor
Teri Garr - Inga
Cloris Leachman - Frau Blücher
Madeline Kahn - Elizabeth
Peter Boyle - El monstruo
Gene Hackman - Ermitaño ciego
Kenneth Mars - Inspector Kemp
Richard Haydn - Herr Falkstein
Anne Beesley - Niña con la flor
Mel Brooks - Padre de la niña con la flor
Lidia Kristen
- Madre de la niña con la flor




¿Habéis disfrutado ya con esta magnífica parodia?, ¿qué personaje os gusta más?, ¿qué momento os ha producido más risa? ...si vuesas mercedes no la han visto... no tarden.

martes, 15 de enero de 2008

¿Arte o Gamberrismo?



"Grafiteros de todos los rincones de la Ciudad de México se reunieron este fin de semana para pintar los muros perimetrales del Estadio Azteca"



-- Concurso de grafitis en el Estadio Azteca --



"El único requisito que se pidió a los participantes es que sus bocetos fueran alusivos a actos celebrados en el Estadio Azteca, como conciertos o partidos de fútbol"

¿Arte o Gamberrismo?

jueves, 10 de enero de 2008

Crema de champiñones

- ¡La crema de champiñones está buenísima!

- Pues a mí no me...

- Pero... ¿tú con que la has probao?

- El otro día no sabía qué hacerme de comer y tiré de la despensa. Me puse a hacer unos espaguetis y encontré un sobrecito de crema de champiñones. La calenté y se la eché a la pasta... pero no me sentó mu bien.

- Po es mu raro ¿eh?. A mí me sienta de lujo.

- Puede ser que me sentara mal porque estaba caducá.

- ¡Claro cojones! Seguro que es eso... ¿cuándo caducaba?

- En octubre del 2005.

- ¡¡Normal!! Quillo, solo a ti se te ocurre comerte una crema de champiñones caducá desde hace dos años y pico.

- Yo que sé... como ahora ha salío el Monteseirín diciendo que los champiñones se deben hacer “sin prisa pero sin pausa” pensé que...

- “Pensé que...”, anda que... vaya tela. También dijo que el Metropol Parasol iba a estar para septiembre de 2007 y todavía siguen los muchachos montando el Tente. Ahora dice que hasta diciembre de 2009 ná de ná.

- Bueno pero ahora va a quedar mu bien, que esta zona estaba mu abandoná, que ahí lleva razón el Monteseirín.

- Abandoná estaba, pero yo la hubiera arreglao, no cambiao radicalmente. Además... ¿cuándo llegó él al Ayuntamiento?

- En el 99 ¿no?

- ¡Eso es! O sea que lleva ya... 8 pa 9 años en la Plasa Nueva... empezó un aparcamiento en la Encarnación (que todavía está la rampa en la calle Imagen), y cuando aparecieron los yacimientos romanos, en lugá de protegerloh los dejó abandonao de la mano de Dios cuando se acabó las excavaciones, hasta que se decidió lo de los champiñones. El mismo que acaba de desi que estaba abandoná la Plasa de la Encarnación. Yo la hubiera arreglao, pero no la hubiera cambiao radicalmente... en fin. Esperemos que termine pronto.

- En diciembre de 2009.

- Si todo va bien ¿no?

- Que sí hombre. No seas negativo. Además... en la Wikipedia ya sale el Monteseirín, y en actividades realizadas, ya sale el proyecto del Metropol.

- Tú sabes que la Wikipedia la hacen los internautas, ¿no?

- Sí, sí...

- Vale... era para asegurarme. ¿Qué crees que pensarán el resto de sevillanos de este retraso?, ¿estarán cansados de plazos incumplidos?, ¿habrán probado la crema de champiñones?



- Espero que no la probaran caducá...

lunes, 7 de enero de 2008

Solo ante el peligro

"Cariño, he estado pensando, me están haciendo huir. Yo jamás he huido de nadie..."

La película cuenta la historia de un solitario y noble jugador, abandonado por el resto del equipo, que ha jurado defender los colores y el escudo de su camiseta ante la inminente llegada del eterno rival. El jugador Edu, orgulloso y fiel a su obligación, decide plantarles cara a pesar de la insistencia de su acompañante en ataque, Jose Mari, la perla del Antique, y de todos sus compañeros, que le sugieren que huya.

viernes, 4 de enero de 2008

¡Ya vienen los Reyes Magos!

...esperanza, ilusión, nervios, sonrisas, caramelos, alegría, regalos...

...oro, incienso, mirra...


¡¡Ya vienen los Reyes Magos!!